La Capital defendiendo su espacio público

La Capital defendiendo su espacio público

Desde hace décadas los publicistas han encontrado en el espacio público un campo barato de colocar las marcas que promueven, sin medir el nivel de agresión que cometen junto a los empresarios de la publicidad gráfica en contra del medio ambiente si no se regula esta actividad de forma correcta.

En esta sociedad, con limitaciones en la aplicación de sus leyes municipales, partidos y grupos políticos han ido a la vanguardia del embadurnamiento, creando junto a comerciantes, empresarios y valleros un sistema sustentado en poderosos intereses económicos y de poder político.

El resultado de esta historia tiene un rostro, y para verlo sólo hay que salir a las calles. Nos encontramos con una tormenta de colores y mensajes. Sobrevivimos cada día al pasar por debajo de miles de estructuras metálicas que abarrotan aceras y avenidas. Este panorama cromático montado sobre acero corroído por el salitre del mar está montado en la costa de una isla que emerge en la ruta de los más poderosos huracanes del Caribe.

Todos queremos anunciarnos en un espacio 50 por 20 pies por 600 pesos diarios. Es más barato que pagar 3,000 pesos por 30 segundos en un canal de televisión. Los dueños de negocios de las calles concurridas pagan para que su nombre cruce la vía de acera a acera con armazones de planchuelas, plástico y bombillas que no resisten un tornado ligero.

Las cosas están cambiando, por lo menos en el Distrito Nacional. La administración electa en los comisios del año 2002 está dispuesta a iniciar una jornada de recuperación y conservación del espacio público, enfrentando a una monstruosa maquianaria de empresarios de la publicidad gráfica y a los mandamás de los partidos que en años anteriores desafiaban a los alcaldes que se atrevían a tocar los enormes afiches que colgaban y doblaban los semáforos.

En esta campaña electoral los partidos políticos han colaborado con el Ayuntamiento capitalino en un altísimo porcentaje, y sólo vemos uno que otro afiche de grupos con pocas posibilidades electorales colocados en lugares que les hace ver ridículos en este momento.

[b]¿QUE HARAN LOS CHIQUITOS?[/b]

Los partidos y grupos emergentes que intentan conquistar el poder en los procesos electorales, acogiéndose a las reglas de la democracia representativa, argumentan sus limitaciones económicas para justificar el embarre de paredes y la colocación de afiches en los postes del tendidao eléctrico. Dicen que no pueden pagar radio y televisión y que tienen derecho a dar a conocer sus propuestas.

Este discurso tiene poco auditorio en este tiempo porque el votante de hoy es más conciente de la necesidad de ordenar su entorno y de proteger el medio ambiente. La gente de este tiempo se molesta con la publicidad primitiva porque vive bombardeada de métodos más modernos y elegantes. ¿A quién le gusta que le embarren su pared o el árbol que irrigó y vió crecer durante años frente a su casa?

Los llamados emergentes que siempre prometen llegar a ser grandes y diferentes deberían aprender a crecer con creatividad y en vez de agredir el espacio de sus votantes deberían salir a educarlos con el ejemplo para de este modo demostrarles que son diferentes. Tienen un gran problema en la capital porque la gente ya ha visto que es posible hacer una campaña electoral sin embarrarla.

[b]LOS COMERCIANTES TAMBIEN[/b]

Los dueños de compraventas, farmacias, colmados y otros negocios medianos y pequeños se han encargado de ocupar los espacios que los grandes ha dejado; calles secundarias, callejones y hasta el malecón reciben los brochazos de pintores de brocha fina que hacen «contratos publicitarios» con estos negocios por una cantidad determinada de murales. Mochila al hombro y con su traje salpicado de una larga historia de chiripas artísticas, el pintor sale tempranito con su ayudante a cumplir con su tarea de tomar cuantas paredes encuentre. Si no hay elecciones en ese momento tiene licencia para ocupar los murales políticos, como lo hacía probablemente él mismo con los letreros comerciales cuando iniciaba una campaña, si lograba pegarse en un camando de campaña.

La Capital está demostrando que se puede avanzar hacia el adecentamiento del espacio público en el aspecto de publicidad gráfica, y es un ejemplo que todo el país podría imitar por el bien de todos.

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