AME6692. SANTO DOMINGO (REPÚBLICA DOMINICANA), 30/04/2020.- Dos sacerdotes sobrevolaron la capital dominicana en un helicóptero, llevando el Santísimo Sacramento para pedir a Dios el fin de la pandemia del coronavirus, en una actividad organizada por la diócesis castrense del arzobispado, este jueves en Santo Domingo (República Dominicana). El Ministerio de Salud Pública informó que los infectados por coronavirus totalizan 6,972, mientras que los fallecidos ascendieron a 301 tras registrarse 8 nuevas defunciones. EFE/ Orlando Barría
La capital de República Dominicana ha sido bendecida ayer desde los cielos, desde un helicóptero que sobrevoló la ciudad una hora y media para consagrar a Dios todos sus rincones y criaturas frente al coronavirus SARS-CoV-2. Dos sacerdotes castrenses han cumplido esta misión, coordinada entre la Arquidiócesis de Santo Domingo y el Ministerio de Defensa, con la colaboración de la Fuerza Aérea de la República, que ha prestado el helicóptero, y de la Armada, que ha facilitado el espacio para el despegue y el aterrizaje.
Este acto no debe ser percibido como “un show mediático” sino un “un acto de fe”, de confianza en Dios y de esperanza, señaló el arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, al pronunciar unas palabras previas a la salida del aparato desde la Base Naval 27 de Febrero de la capital.
En estos momentos “difíciles” a causa del coronavirus “vamos a pedir la bendición de Dios. Pedimos que Dios bendiga nuestro país (…) a cada persona, a los enfermos, a los médicos”, señaló el arzobispo antes de dar paso a una breve procesión con el Santísimo Sacramento desde la puerta de la capilla de la Base Naval hasta el helicóptero.
Esta es solo una muestra más de la religiosidad del pueblo dominicano, con templos vacíos en estos días de distanciamiento social. Desde que se decretara el estado de emergencia el 19 de marzo, los creyentes están ávidos de ceremonias, reiterándose los llamados a la oración como arma contra el virus.
Al comienzo de la cuarentena, podía verse en varios sectores de la capital a decenas de fieles reunidos en la calle a rezar poco antes del comienzo del toque de queda, vigente de 5.00 de la tarde a 6.00 de la mañana. Todos de rodillas y con los brazos en cruz, los vecinos se encomendaban al Altísimo para que los liberase de la enfermedad.
La devoción no solo ha generado situaciones peculiares, también ha derivado en comportamientos irresponsables, como el de un peregrino que la semana pasada fue cargando con una cruz desde Villa Altagracia, San Cristóbal (al norte de Santo Domingo), hasta Puerto Plata (costa norte).
Un peregrinaje que realizó por supuesto mandato divino y bajo la promesa de que la covid-19 quedaría aniquilada cuando este símbolo cristiano flotara en aguas del Atlántico.
El iluminado congregó a cientos de personas en el punto de destino, algunas infectadas por el virus.