Las autoridades de Puerto Rico capturaron este sábado a José Figueroa Agosto, un evadido de la justicia puertorriqueña al que se atribuye la jefatura de una poderosa maquinaria de crimen que tiene una gran deuda con la sociedad dominicana. Tras revelarse su presencia en República Dominicana hace algunos meses, una cadena de asesinatos espectaculares ha sido atribuida a la banda de este personaje. A todas las víctimas se les atribuía ligazón con Figueroa Agosto.

No hay duda de que se trata del personaje más buscado en nuestro país y en Puerto Rico. Las autoridades locales lo acusan de tráfico internacional de drogas, lavado de activos y de dirigir asesinatos selectivos. En Puerto Rico está condenado por asesinato y tiene pendiente juicio por adquisición y uso de documentación falsa para evadir la persecución desatada tras su fuga de una cárcel. En el país tendría numerosos cómplices, algunos de los cuales están en prisión.

La atención ahora estará puesta en el desarrollo de los procesos que tiene pendientes en Puerto Rico y en cómo las autoridades dominicanas  lograrían hacer  valer en ese país las imputaciones de tráfico de drogas, lavado y sicariato que reiteradamente han formulado contra Figueroa Agosto. La captura abre un capítulo de expectativas.

Un paraíso en decadencia

En la década del 70, Puerto Plata alcanzó la reputación de polo turístico más visitado en la región del Caribe. Ahora la decadencia de ese paraíso se refleja en la economía de la provincia. Una serie de  trabajos de nuestro reportero Arismendy Calderón, cuya publicción comenzó el jueves 15, es una radiografía de la quiebra de este polo y sus  causas, entre las cuales hay que contar el desfase entre el progreso arrollador de la infraestructura hotelera y el atraso en materia de servicios fundamentales.

Paralelamente, el desarrollo de otros polos turísticos, como el del Este, se encargó de atraer la demanda que antes acudía a Puerto Plata. Hay todo un diagnóstico relacionado con la decadencia de este paraíso y las causas que lo motivaron. Falta ahora que Gobierno y sector privado, de manera sincronizada, conciban los cambios necesarios para lograr la recuperación del esplendor perdido por Puerto Plata y que se refleja severamente en la economía provincial.