La cara y cruz de las relaciones por Internet

La cara y cruz de las relaciones por Internet

La cara y cruz del contacto virtual tienen como resultado el fomento o dificultad de las relaciones interpersonales. Sin embargo, ¿es éste el fin o comienzo de las relaciones cara a cara? En la actualidad, muchas de las actividades antes inaccesibles son posibles gracias a la eficacia de la red.

Las comunidades virtuales a través de Internet, que posibilitan nuevas formas de relación interpersonal, dificultan y fomentan al mismo tiempo las relaciones tradicionales cara a cara. Hoy en día si dispones de un ordenador casi todo es posible: hacer la compra, organizar un viaje, comunicarte con cualquier parte del mundo o participar en foros sobre cualquier cosa.

SIN MOVERTE DE CASA

No es de extrañar por tanto que Internet se haya convertido en uno de los medios más importantes a través de los cuales la gente se relaciona. Los hay que buscan a alguien. «Cuando nos mudamos a Washington, mi marido y yo no conocíamos a nadie. Los métodos tradicionales de conocer a gente no dieron resultado y pusimos un anuncio en Internet, gracias al que hemos conocido a los que hoy son nuestros mejores amigos», dijo Raquel García Hermida, una joven española que vive en EEUU.

Otros buscan algo: una bicicleta, un apartamento, un vehículo, la mejor luna de miel… Sin moverte de casa, todo es posible. ¿Pero que hay de las relaciones tradicionales cara a cara? ¿Una cámara web es suficiente para suplirlas? El fundador de la conocida página de anuncios clasificados «Craigslist», Craig Newmark, dijo a Efe que las «relaciones en línea facilitan el encontrar a personas con intereses afines o conocer a gente que de otra manera no se podría».

«Sin embargo, no existe ningún sustituto para la comunicación real cara a cara», añadió. Newmark, que alude a su página web como «una comunidad de confianza» que recibe la visita de más de 20 millones de internautas al mes, consideró que «a veces las relaciones virtuales permiten conocer mejor a una persona porque no la juzgas por su apariencia física».

COMPORTAMIENTOS ABUSIVOS

Sin embargo reconoció que los contactos virtuales también son en cierto modo más peligrosos puesto que, además de los consabidos timos por Internet, la gente puede desarrollar un «comportamiento abusivo» que no mostrarían en relaciones cara a cara.

Dado el éxito de este tipo de comunidades virtuales, sobre todo entre los más jóvenes, la oferta y el éxito de este tipo de páginas ha aumentado durante los últimos años. Por ejemplo, «The Freecycle Network» es otra de estas comunidades en línea.

Su concepto, como en todas ellas, es muy simple: Yo aporto algo a la comunidad local, algo que ya no utilizo o que quiero compartir, y lo ofrezco gratuitamente. Si alguien lo quiere sólo tiene que ir a por ello, pero eso sí, la comunidad se asegura de que quien recoja, ofrezca algo a su vez al resto.

Se trata del tradicional «trueque», mezclado con el ánimo de reciclar, pero a nivel comunitario y en línea; y es que a veces, aunque pueda parecer lo contrario, las nuevas tecnologías nos ayudan a desarrollar nuevas versiones de conceptos muy tradicionales para que sobrevivan en un mundo en continua evolución.

«Me gusta especialmente cuando Internet ayuda a reconstruir el sentido de comunidad real con encuentros cara a cara», dijo a Efe Deron Beal, fundador y director ejecutivo de Freecycle. Beal, cuya página web cuenta con 3,5 millones de miembros que funcionan a nivel local, consideró que hay que «saber usar Internet de manera sabia» para que no juegue en detrimento de las relaciones cara a cara.

Otra comunidad virtual de especial éxito en EEUU es «The Well», un foro donde lo que se intercambia básicamente es conocimiento, y «Bookcrossing.com», una especie de comunidad de préstamo de libros a través de la red.

Lo cierto es que estas comunidades pueden ser un arma de doble filo.

Fomentan en cierto modo la soledad, la independencia del internauta frente a su ordenador personal. Pero al mismo tiempo ayudan a que nos sintamos un poco menos solos en nuestras rarezas particulares, no importa lo exóticas que éstas sean.

«Encontrar a aquellos con intereses afines, independientemente de lo sospechoso de dichos intereses, es bastante liberador», confesó Bean.

Por otro lado, si sus relaciones con otros internautas no son del todo plenas, piense que, a través de la red, el posible abuso del anonimato tiene su contrapartida: la vulnerabilidad del que escribe está en el/la que lee.

EFE/ Reportajes

Publicaciones Relacionadas

Más leídas