La «carne débil» que amenaza la economía de Brasil

La «carne débil» que amenaza la economía de Brasil

El llamado escándalo de la «Carne Débil», que pone de relieve las complicidades de inspectores de Salud Pública, de Agricultura, de Aduanas con grandes de la industria cárnica del exportador de bovino más grande del mundo,- Brasil- es para pensar seriamente que encubrir las malas prácticas daña a todos.
El viernes 17 de marzo se hizo pública la información de que las carnes exportadas desde Brasil eran «maquilladas» con sustancias químicas, cancerígenas por demás, para encubrir los malos olores y colores que emiten las carnes descompuestas o podridas.
También se determinó que la complicidad cubrió la mala práctica de borrar las fechas de caducidad de las carnes, lo que provocó un escándalo que amenaza no solo a la industria cárnica brasileña, que afecta a los industriales, sino también a la economía del gran país sudamericano.
La primera en reaccionar al escándalo fue la Unión Europea, que decidió devolver toda la carne importada desde Brasil, bajo la bandera de la defensa de los consumidores de lo países que componen la Unión, pero también los demás países receptores de carne brasileña se han unido para rechazar el producto. Tal es el caso de Japón, Chile, México, Panamá, Perú, China, Argelia y Egipto.
De acuerdo con la información sobre el fraude alimentario más grande conocido en los últimos tiempos, las autoridades revelaron que la investigación se realizó en un periodo de dos años y que la acción fraudulenta implicó a una gran red de soborno y complicidades políticas con la empresa cárnica.
Inspectores que debían certificar la calidad de las carnes lo hacían a sabiendas de que el producto había sido maquillado, lo que los hace culpables de una acción criminal porque los destinatarios fueron expuestos a contraer cáncer entre otras enfermedades, aparte de que perjudicaron grandemente la economía y la imagen del país.
Dos de las empresas brasileñas implicadas son la BRF y la JBS, las mayores exportadoras de carnes del mundo. Las empresas deberán responder además de la falsificación de documentos para facilitar las exportaciones.
Cuando la empresa privada tiene malas prácticas le toca al Gobierno salir al frente. Sentí vergüenza ajena cuando vi al presidente Michel Temer comer ávidamente una Picaña delante de los embajadores acreditados en Brasil, con el vano intento de convencerlos de que la carne era buena.
La industria cárnica de Brasil pierde diariamente la suma de 63 millones de dólares, un duro golpe a la economía del país por las malas prácticas de las empresas privadas en la exportación del alimento. Que nos sirva el ejemplo.

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