La carrera de Trump, material para seguidores y enemigos

La carrera de Trump, material para seguidores y enemigos

NUEVA YORK. Para sus seguidores, la carrera empresarial de Donald Trump demuestra que tiene la determinación y la inteligencia necesarias para dirigir el país. Para sus detractores, sus afirmaciones exageradas, clientes descontentos y cuatro bancarrotas describen a un hombre en absoluto cualificado para el cargo.

La verdad es más complicada. Criticado por sus rivales republicanos por sus bruscos comentarios y lo que describen como unas débiles credenciales conservadoras, Trump ve ahora su historial empresarial en tela de juicio. El senador de Florida Marco Rubio ha empezado a describirlo como un “estafador” que construyó su imperio “a costa de la gente humilde”, y afirma que si no hubiera sido por su padre multimillonario, estaría “vendiendo relojes en Manhattan”.

De cara al Supermartes, el historial empresarial del magnate ofrece material suficiente para reforzar tanto la postura de los votantes que lo apoyan como la de sus críticos. Osado, astuto y equipado con un gran sentido de la oportunidad, Trump construyó un imperio internacional, mucho más amplio en alcance y volumen de lo que recibió de su padre.

Pero algunos de sus fracasos han sido tan espectaculares como sus éxitos, y ha exprimido a deudores o registrado su nombre de formas que plantean dudas sobre su buen juicio. “Donald ha demostrado ser un empresario innovador e inteligente”, dijo el promotor de bienes raíces Don Peebles, demócrata registrado y que no tiene previsto votar por Trump si consigue la candidatura republicana.

“Respeto y admiro lo que ha conseguido”. La fortuna acumulada por el padre de Trump, estimada en varios cientos de millones de dólares, procedía de propiedades inmobiliarias en áreas de ingresos bajos o medios en Brooklyn y Queens. Trump quería más. De modo que apostó fuerte por la mucho más rica Manhattan, un riesgo para el hijo de un constructor del extrarradio.

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