La carretera endrogada

La carretera endrogada

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Lo que era tenido como la interrogante de las Antillas ha comenzado a despejarse. Ahora se va viendo el porqué algunas de nuestras carreteras tienen tantas curvas. Pero también se va aclarando la razón del porqué los dominicanos andan como idiotas por calles y carreteras.

Todo eso se debe a los cargamentos de drogas que circulan por nuestras carreteras, lo que ha motivado que hasta las propias carreteras anden dando tumbos. Y en cuanto a la idiotez del dominicano -considerado gente solamente para llevarle a votar- evidentemente se debe al polvazo que van dejando camiones y patanas cargados de droga, pues todo el mundazo queda dándose pases gratuitos las 24 horas del día y parte de la noche, como decía un famoso letrero de fonda.

Desde hace tiempo se ha estado denunciando la entrada de droga desde las costas de Pedernales, y lo más probable es que el paquete de curvas de la carretera que lleva hasta esa ciudad sea producto del endrogue permanente de la susodicha pista.

El último superpase de «perico» que andaba por la carretera fue el que agarraron a la entrada de Los Alcarrizos, con los mil y pico de kilos. La sacudida de este agarrón ha tumbado cantidad de bambalinas del teatro que es nuestra sociedad, quedando al descubierto y en cueros cantidad de gente y empresas de las que el público quisiera nombres y señas, a ver si por una vez conocemos parte de los actores y autores del revolcadero de cerdos en que nos han convertido.

LA ARQUITECTURA QUE SE NOS VA

Según avanza la «modernización» en los campos se nos va perdiendo la arquitectura.

En la carretera que sale desde Luperón hacia «El Estrecho» y «El Castillo» para circunvalar una amplia zona y volver a Luperón, nos encontramos con estos dos ejemplos de lo que decimos.

Como puede verse en la foto principal, existen en esta parte del país muestras de nuestra más vernácula arquitectura. Si embargo, como puede verse en el recuadro, las nuevas construcciones en bloques y hormigón amenazan con eliminar las encantadoras muestras de arquitectura local, pasando poco a poco a imponer lo que a ojos vistas se ve como una horrorosa arquitectura sustituta.

Aunque aceptamos que las construcciones en bloques y hormigón suelen ser mejores y más resistentes al tiempo y a los elementos naturales, también es verdad que las nuevas viviendas pueden construirse con esos materiales sin perder la arquitectura tradicional, como también pueden construirse como edificación conexa, manteniendo la arquitectura vernácula.

Es decir, no es necesario destruir la muestra vernácula en madera si puede construirse los componentes adicionales de la casa en bloques y hormigón. Igualmente preferible es mantener la arquitectura frontal en madera mientras se construyen los principales cuerpos habitacionales con los materiales modernos.

La cosa es que no perdamos esta hermosa muestra de nuestra arquitectura criolla, principalmente en esta zona del país, Luperón, donde la amenaza turística es cada vez mayor.

«NOVEMBER 6TH RACING»

Entre las cosas que está perdiendo la promoción turística de la República Dominicana se encuentra el «november 6th racing», una competencia motociclística -o más valdría decir motoconchística- que espontáneamente se celebra casi a diario en la autopista 6 de noviembre, la que sale de Santo Domingo hacia San Cristóbal y Baní.

Estas competencias tienen, entre otros atractivos, el hecho de que los competidores van sin cascos, sin rodilleras, coderas ni ninguna otra protección, por lo que se convierten en las competencias de alto riesgo más emocionantes de todo Santo Domingo, dando lugar a verdaderos momentos de entusiástico paroxismo, alegría desbordante y colorida algarabía entre los espectadores.

Y más colorida se pone cuando uno de los competidores se despalota contra la isleta central de la autopista o cuando colisiona con otro competidor, pues los colores rojo (de la sangre), negro (del pelo que se queda pegado al asfalto), tornasol (de la gasolina dispersa), y rosada (de la carne viva del despalotado) llenan de color este abierto ambiente deportivo.

Las mejores competencias se dan cuando ya el sol llega a su ocaso, coincidiendo éste con el ocaso a que llega alguno de los competidores, que en algunos casos pasan de ser ocasos a convertirse en occisos, lo que suma una nota muy sentimental al evento.

Consideramos que la Secretaría de Turismo debería promocionar nacional e internacionalmente estas actividades en la autopista 6 de Noviembre, a fin de que el turismo que gusta de las emociones fuertes encuentre en esta carretera una alternativa más dentro de la oferta turística dominicana.

Una forma de promocionar más profesionalmente las competencias de la autopista 6 de noviembre es ofrecer costeo gratis para el mortuorio de aquellos competidores que se desgranen en el pavimento.

«LA LLEVAMO, PERO NO LA VENDAMO»

Fue la respuesta que nos dio uno de los lecheros que la llevaba a lomo de bestia al preguntarle nosotros si lo que vendían era leche de vaca. «La llevamo, pero no la vendamo», significaba que no se trataba de leche para la distribución y venta entre familias, sino destinada a su acumulación para la venta en gran cantidad a una de las empresas procesadoras de leche del país.

La antigua costumbre de transportar leche en bidones ha ido quedando rezagada según avanza su captación para la industria. Anteriormente, la leche llegaba directamente a los consumidores desde los campos, a quienes se les vendía por jarros y a un precio estable.

En la actualidad, probablemente la mayor parte de la producción lechera está destinada a la industrialización para la fabricación de mantequilla, queso, yogourt y otros subproductos.

Aunque se sabe que la leche industrializada pierde una gran cantidad de sus propiedades alimentarias conserva la ventaja de que el proceso garantiza la eliminación de riesgos de enfermedades como la tuberculosis, trasmitida desde el ganado vacuno a los seres humanos mediante el bacilo de Koch.

Otro riesgo de enfermedad en la leche lo constituía la costumbre de algunos lecheros de «rendir» la leche añadiéndole agua de los arroyos o los ríos, la que al estar contaminada contaminaba asimismo la leche, propiciando el contagio de enfermedades como el tifus y otras enfermedades microbianas.

Como consecuencia, esa industrialización encareció enormemente la adquisición de la leche, considerado uno de los alimentos básicos tanto para niños como para adultos.

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