Consuelo Montalvo de Frías, ama de casa y jefa de Redacción de Fémina, solía recibir cartas de sus lectoras; mujeres -que como ella- estaban dispuestas a reformar el espacio público, elevar la voz, ser leídas y escuchadas. ¡Aportar a la patria!
Es así como encontramos uno de los textos génesis que motivan a la maestra Rosa Elvira Escoto Isambert viuda Bermúdez a participar activamente en el movimiento sufragista, y sería esta defensa para dotar a las mujeres de derechos, sobre todo a la educación, la herencia de su amplia genealogía reconocida en los anales históricos por enfrentar la dictadura trujillista en San Pedro de Macorís.
La maestra Rosa Elvira leyó con detenimiento el editorial de Montalvo de Frías, intitulado “Perfeccionando el hogar” (15 de marzo de 1923), en el cual resaltaba la importancia de labor de las féminas para la “trascendencia de la labor educativa” que iría más allá de las aulas.
Puede leer: “¡No más guerra! ¡Más guerra no!”
Consuelo escribía: “¡No perdamos un instante, luchemos con denuedo y comencemos la obra educadora! Comencemos en el hogar, con nuestros hijos, nuestras hijas, que son nuestro principal deber; hagamos extensivo a nuestras compañeras, las madres de familia, este noble propósito; llevémoslo hasta el aula, donde se forma el corazón humano y se fecundiza el pensamiento al impulso de la sana prédica moral y religiosa”.
Estas palabras expanden la conciencia de la educadora, y a la usanza de los tiempos de hace un siglo remite la carta para agradecer el editorial -y felicitar a Consuelo- siete meses después, puntualizando un baluarte importante de la lucha sufragista de las dominicanas: el hogar. Pues, ¿Dónde habían demostrado nuestras madres espirituales que tenían la capacidad de concretar una obra? ¿Cuál era el único espacio que podían habitar? ¿Quiénes podrían dar constancia de lo que lograría la patria si les dejaran participar, les permitiese ser ciudadanas?…
Segura del alma de las dominicanas, la maestra Rosa Elvira comienza la reflexión refiriendo su condición y aportes, resaltando que en su estirpe e instinto “es más inclinada al bien que al mal”.
En “La mujer y su importante rol de ser madre”, la educadora motiva a las “mujeres conscientes” en pro de la causa de las dominicanas:
“Debemos luchar para conseguir de nuestro gobierno la reforma de la educación de la mujer, y así el feminismo habrá triunfado, y el hogar dominicano en ruina, se habrá salvado”.