La cerámica, un arte apasionante

La cerámica, un arte apasionante

La cerámica es un arte hermoso y milenario, que además exige paciencia y dedicación.
Los arqueólogos consideran que el inicio de su producción fue todo un hito para la humanidad, pues fue el momento en el que el hombre transformó elementos de la naturaleza en beneficio propio, para formar vasijas, cuencos y toda clase de utensilios diversos.

Pero aún desde ese lejano entonces, no fue solo funcional, sino también estética.
Ahora bien, ¿qué es exactamente la cerámica? Es el arte de fabricar vasijas y objetos a partir de la arcilla o la amplia variedad de materiales cerámicos existentes, que luego son cocidos a altas temperaturas.

Su nombre deriva del griego “keramikós” que significa “hecho de arcilla”, y que también fue el nombre de un antiguo barrio de alfareros en Atenas, donde existe un famoso cementerio que hoy es una atracción turística.

¿Cómo se hace? Para conocer un poco más el exquisito arte de la cerámica visitamos

“Artesanía Segura”, un taller regenteado por Selenis Segura, artesana que lleva toda una vida en este oficio (más de 28 años) y es una apasionada de este arte. Ella comenzó por hablar sobre los materiales con los que se hace la mezcla: arcilla, cuarzo, dolomita y caolín (que le da la blancura). Estos elementos se preparan y llevan al molino, donde son batidos por unas ocho horas. También se vende la mezcla previamente preparada en el mercado. Luego de que está lista, el equipo de artesanos de Selenis la vierte en moldes de diferentes formas. Estos moldes son una especie de cubo que se abren por la mitad, y con un orificio en su parte superior por donde se vierte el líquido.

Juan Luis Mendoza, un artesano de este taller con 25 años de experiencia, tomó un molde de una casi interminable pila ellos y nos lo mostró.

Aunque parecía una ballena, en realidad se trataba de un maco. Y bueno, maco o ballena, el siguiente paso es esperar al menos una semana para que la pieza de cerámica seque en el molde. “Tiene que estar bien seco porque si lo entras mojado se estralla”, explica Selenis.

Cuando seca, se dice que está “bizcochá”, en otras palabras, lista para las altísimas temperaturas del horno que pueden alcanzar más de 600 grados Celsius. Aquí pasará unas seis horas. Luego se pintará con una pintura especial y volverá al horno por otras seis horas más.

Si bien existen otras formas de trabajar la cerámica (con el torno, por ejemplo) es por lo delicado y costoso de este proceso que muchos artesanos están ‘tirando la toalla’ y dedicándose más al yeso, el cual es mucho más fácil, y que se trabaja en frío. “El yeso antes la gente lo miraba y lo rechazaba pero ahora todo es yeso, yeso…”, comenta Selenis con un poco de desilusión.

“La gente ya no quiere trabajar la cerámica porque es un costo de 15 días para tu ver la producción”.

A esto se le suma que muchos hornos son eléctricos y generan costosas facturas; y aunque su propio taller esté lleno de blancas figuras de yeso, o pintadas de acrílico, Selenis afirma que no cambiaría la cerámica “por nada en la vida”..

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