La chercha política

La chercha política

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La gozadera, los temores y el placer por cada chisme que se revela entre los candidatos a la Presidencia, tienen ensimismados al público, el que solo acude a votar el día de las elecciones, frente a la formidable chercha, que con los grandes recursos de la publicidad, se están disfrutando y temiendo lo peor, por ese despliegue de temerarias acusaciones y decires entre los políticos.

Cada día nos trae un nuevo anuncio en la prensa, la radio o spot televisivo denigrando al rival, a veces con tan desconsideradas comparaciones, que señalan un desprecio a las reglas de la decencia y de las leyes en contra la difamación, que ahora no se respetan y se acepta ese tipo de agresividad difamatoria como si fuera la única forma de atraer adherentes a su causa política, que la promueven en base a falsas promesas, que nunca se cumplen.

En todas nuestras temporadas electorales para la Presidencia, desde 1966, han estado inundadas de los detractores en contra de los rivales, y en muchos casos, el grado de agresividad ha llegado a extremos de los fuertes enfrentamientos entre los simpatizantes de los candidatos. Pero en esta ocasión del 2008, con mayores herramientas electrónicas, se pueden promover más diatribas y ser más arriesgados en sus denuncias, que solo conduce a que sea una buena parte de la ciudadanía que desista de darle su voto a quien con mentiras empañan reputaciones y actuaciones de una vida conocidas por todos por su trayectoria al servicio del bien común.

La chercha política es cada vez más atractiva para los dominicanos que si bien la repudian, pero al final les atrae debido al placer del ser humano por el chisme y más cuando se denigra y se airean actuaciones incorrectas de los políticos. Tales decires son degustados con placer en los encuentros de amigos y en los programas interactivos de la radio o los de paneles de la televisión, en donde, sus productores, obedeciendo a determinadas líneas políticas, procuran con habilidad darle vigencia a las denuncias e ir cada vez más lejos para atacar dignidades, que al final de cuentas, afecta a todo el país, y hasta permite que países como Haití nos ponga de mojiganga y se burle de nosotros con el asunto de la fiebre aviar.

No hay tiempo para adecentar la actual campaña. El grado tan elevado que está alcanzando, por la chercha que se genera y por las denuncias, hace presumir que serán más arriesgados los ataques hacia los candidatos mayoritarios. Hay desesperación de unos por no verse desplazados del poder, y la de otros, para volver al poder, para hacer lo único que saben hacer cuando están en el poder que es destruirlo, llevarlos al caos y a nivel de estado fallido; y esto por sus ignorancias en el manejo del Estado, sus latrocinios rampantes y erráticas directrices económicas, en que los artífices de tales decisiones, son los que se benefician grandemente como fue el caso de los bonos soberanos del 2001.

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