Sube impulsada por el viento,
exhibiendo su gama de colores,
no tiene prisa, vuela sin tiempo,
recibiendo del sol sus resplandores.

No tiene competencia allá arriba,
el donaire de su giro lo atestigua,
y mientras escucho que la brisa silba,
cada vez llega más alto mi chichigua.

Al declinar la tarde va bajando,
yo controlo el descenso con mi fuerza;
tirando de la cuerda voy halando,
hasta tener a mi chichigua en tierra.