KISSIMMEE, Florida (AP).- Sólo basta ver jugar a Rafael Furcal un par de entradas para darse cuenta por qué lo llaman el motor de la ofensiva de los Bravos de Atlanta.

Convirtiendo sencillos en dobles, robándose bases, y corriendo detrás de bolas en el campocorto, el primer bate dominicano es un bólido en el terreno que parece tener pilas nucleares.

«El y (Marcus) Giles son la chispa del equipo», expresó el coach cubano de los Bravos Fredi González.

Sostuvo que con su velocidad en las bases pone nerviosas a las defensas contrarias y crea situaciones de anotación.

«Con una base por bola, un error y un sencillo tiene oportunidad de anotar», indicó el coach.

Furcal, de 25 años, viene de la mejor temporada de su joven carrera, luego de establecer marcas personales con 194 hits, 61 empujadas, 130 anotadas, 35 dobles y 10 triples. También tuvo 292 de promedio, el segundo más alto en sus cuatro años con la novena.

Pero quizás la sorpresa más grande fueron las 15 bolas que sacó del parque, casi el doble de su cifra más alta hasta entonces.

El jugador dijo que a pesar de su repentino poder, que atribuyó al trabajo de levantamiento de pesas en el receso de temporada, está lejos de ser un jonronero.

«Yo solo me concentro en poner la bola en juego, y tratar de coger la mayor cantidad de bases extra que pueda», indicó.

Señaló que precisamente ese es el trabajo del primer bate de un equipo, «ponerse en base de una u otro forma», y una vez en la almohadilla usar su velocidad para llegar al plato.

Furcal también dio crédito a Giles, quien le sigue en la alineación y que también tuvo su mejor campaña con 316 de promedio, 21 cuadrangulares, 49 dobles –un récord para la franquicia– y 69 remolcadas.

«Es una tremenda combinación, y los dos estamos tratando de embasarnos lo más que podemos», dijo el novato del año del 2000 en la Liga Nacional.