Conocí de Frances Stonor Saunder (Londres, 1966) primero en sus intentos de documentalista fílmica, cuando hacia 1995 disfruté de su documental titulado en inglés Hidden Hands: A different history of modernismo Manos Escondidas: Una historia diferente del modernismo.
El documental completo tiene una duración de cuatro horas y fue producido por el otrora poderoso proyecto inglés de Channel 4. Trata sobre la relación especial de críticos de arte y pintores expresionistas abstractos con la CIA.
Seis años después, en el 2001 , me resultaba claro que el origen del libro La CIA y La Guerra Fría Cultural, estaba inspirado en aquel documental que viera antes en el programa Art&Mind, que el canal canadiense Bravo , aún auspicia como Magazine cultural visual.
De la autora del libro es normal que muy poco se sepa, a no ser que estudió en el St. Anne Colleges de la universidad de Oxford. Fue colaboradora del semanario The Statesman, en los tiempos en que era dirigido por Peter Wylbi; publicación cuya línea tradicional está ligada a la izquierda inglesa. Para el año 2006, en ABC3, producía un polémico programa de radio titulado Meetings Of Minds (Encuentro de Mentes).
Este libro fue preparado por su autora al final de la década de los 90, pero su publicación en el año 2001, hizo que a raíz del 11 de septiembre, el tema de la guerra fría, volviera de modo fluido al escenario internacional
Sin embargo, la gran obra, la trascendente hasta este momento de su carrera intelectual, ha sido el libro La CIA y la Guerra Fría Cultural, porque ha sido un libro de difícil construcción y de especial metodología, si se toma en cuenta que la dispersión de fuentes documentales para tejer todo el entramado, ayuda a descubrir un fenómeno asociativo de la diplomacia norteamericana de la post-guerra: el carácter asociativo de fuentes, personalidades e instituciones externas al Estado norteamericano, como elementos complementarios en el diseño estratégico de políticas exteriores.
En ese laberinto privado, provisto de un credo y visión sobre la libertad de expresión y sentido del valor de la historia, encuentra la señora Stonor Saunders un gran soporte, para llevar a cabo una tarea difícil, de riesgo y a pesar de todo ello, asumido con una noción de humor pasmoso, sorprendente y casi hasta delirante. En primer lugar, para realizar esta interesante obra, la autora más que contar con el respaldo decidido de la CIA, obtuvo todo lo contrario: su primera carta de solicitud en 1992, a propósito del proyecto, nunca obtuvo respuesta alguna.
Todas las lecturas biográficas de la CIA, indican que el cuerpo creado en 1947 sobre las zapatas de la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos, traducción de sus siglas originales del inglés ) nunca fue muy amigo de la propaganda o de la apertura para el conocimiento profundo de sus anales, porque era y es evidente, que siempre ha tenido algo que ocultar y su perfil ha sido siempre más bien vergonzante, sabiendo el lector que vergonzante en este caso, no es más que una herramienta cultivada como joya histriónica, para los fines hartos conocidos en plena guerra fría y tiempos posteriores a ella. Siguiendo esta línea de reflexión, el libro en su decurso, sin ser su objetivo esencial, traza esa vocación clandestina, miedosa, si se quiere, de la CIA que se niega a ser conocida y que no desea dejar huellas de su accionar ni el de sus protagonistas; perfil que semeja al rufián cuyo pudor sobra para bregar con las sombras, pero disminuye al choque repentino con la luz y sus testigos
En un laberinto como el antes descrito, la escritora medievalista descubre entonces lo intrincado y tortuoso de su tarea, dejando la impronta crítica de quien en carne propia no tuvo más que poner en dudas lo esencial de la libre expresión y su consiguiente libre acceso a fuentes informativas, con el ardiente deseo de interpretar el rol de la CIA en el proyecto de la manipulación cultural a escala mundial, con base y orquestación privilegiada en la Europa de post-guerra.
El libro La CIA y la Guerra Fría Cultural, es una apasionante mirada a un aspecto de la guerra fría (término acuñado por Bernard Baruch en discurso pronunciado en abril de 1947) antes no muy bien tratado o en todo caso, tratado a título testimonial por algunos intelectuales, como fue el caso de André Gide, quien en el mismo año de la guerra civil española, 1936, pública su Regreso de la URSS – Retour de lURSS -.
El referente de Gide, su desencanto explicado en clave espiritual, era apenas un introito para lo que luego serían los famosos procesos a intelectuales y escritores en la URSS con su destino de Gulag y hospitales psiquiátricos, fruto de la ideología stalinista, luego contestada en los círculos intelectuales de la Europa Occidental y hacia el interior mismo de la URSS, hacia finales de la década del 40 abarcando el final de la década del 50.
Protagonista básica del siglo XX, la guerra fría enfrentó a dos modelos de sociedades y originó doctrinas y visiones diplomáticas que fueron las tareas básicas de la URSS y los Estados Unidos de América, en este contexto el libro La CIA y la Guerra Fría cultural destaca como eje de todo el proyecto, a veces acción encubierta -Cover Action- a veces público por error, al Congreso por la Libertad de la Cultura, CLC, dirigido por Michael Josselson, desde 1950 hasta 1967. De esta organización afirma Frances Stonor Saunder, en la página trece de su libro: Tuvo oficinas en 35 países, contó con decenas de personas contratadas, publicó artículos en más de veinte revistas de prestigio, organizó exposiciones de arte, contaba con su propio servicio de noticias y artículos de opinión, organizó conferencias del más alto nivel y recompensó a los músicos y otros artistas, con premios y actuaciones públicas …
En síntesis
Modelos enfrentados
La guerra fría enfrentó a dos modelos de sociedades y originó doctrinas y visiones diplomáticas que fueron las tareas básicas de la URSS y los Estados Unidos. La obra de Frances Stonor es una apasionante mirada a un aspecto de esa guerra antes no muy bien tratado.