Había una vez dos buenos amigos: La cigüeña Lola y el pingüino Juan. Un día en que Lola cumplía un año más de su vida, Juan le preparaba una sorpresa a escondidas. Lola sufría calladamente, pues creía que su amigo se había olvidado del día más importante de su existencia, no sabía que Juan le estaba preparando una sorpresa a escondidas; entonces Lola sin pensar lo que iba a hacer muy enojada le grito:
Oye, mi cumpleaños es hoy. ¿Lo olvidaste?
No, de hecho estuve preparando una melodía para ti.
Y mientras de las cuerdas de la guitarra de Juan salía una hermosa melodía, los ojos de Lola se llenaban de lágrimas y brillo. Su corazón estaba inmensamente feliz y en ese momento invitó a Juan a casa de su tía Lala, quien horneó un pastel para la ocasión.