La cirugía es el mejor remedio
para síndrome del martillo hipotenar

La cirugía es el mejor remedio <BR>para síndrome del martillo hipotenar

ROCHESTER, Minn.
El dolor en la mano, el hormigueo, el adormecimiento y la sensibilidad al frío del síndrome del martillo hipotenar, también conocido como síndrome del canal de Guyón, se alivia mejor mediante una cirugía de injerto de derivación, de acuerdo con un nuevo estudio de los cirujanos plásticos de la Mayo Clinic.

«En el pasado, el tratamiento del síndrome del martillo hipotenar había sido tema de controversia, y los médicos han buscado formas de tratarlo», afirma el doctor Craig Johnson, jefe de la División de Cirugía Plástica de la Mayo Clinic e investigador principal del estudio. «En base a nuestro estudio, resulta claro que las personas con este síndrome no deben tratarse con medicamentos u otros tratamientos, sino con cirugía», asegura.

El doctor Johnson explica que hubo una mejoría en los síntomas en el 78% de los pacientes de este estudio que se sometieron a la operación de injerto de derivación, y que le constó que sus pacientes tenían un alivio casi inmediato con esta cirugía.

«Después de la cirugía, los pacientes sienten que las manos se calientan de inmediato, aunque las úlceras tardan un poco más en curarse!, declara. «La mayor parte de los pacientes evoluciona muy bien y puede volver a trabajar pronto», aseguró.

Los pacientes con esta afección sufren un daño en la arteria cubital, una vía clave para llevar sangre a la mano. Además del daño sensorial, también pueden presentar pequeñas úlceras en la punta de los dedos que ocasionan ennegrecimiento de los dedos e incluso gangrena por la falta de oxigenación.

«Es muy común que no puedan llevar a cabo su trabajo debido al dolor», afirma el doctor Johnson. «Tienen intolerancia al frío, de manera que a menudo no pueden salir cuando hace frío ni pueden manipular nada que esté helado, como la carne refrigerada. Tampoco pueden sostener objetos pesados», advierte.

El tratamiento que sirve para mejorar estos síntomas es la cirugía de injerto de derivación, que implica retirar la porción dañada de la arteria, la cual el doctor Johnson describe como obturada igual que una tubería tapada. El flujo sanguíneo de la arteria se reestablece después reemplazando la sección de la arteria bloqueada con un injerto venoso.

En este estudio, el doctor Johnson examinó 115 manos en 101 pacientes evaluados en la Mayo Clinic. Las opciones elegidas para el tratamiento médico y quirúrgico se evaluaron mediante la revisión del historial clínico, llamadas telefónicas postoperatorias a todos los pacientes, y la exploración por Doppler duplex, que es un exámen de ultrasonido de las arterias que miden el flujo sanguíneo, para quienes se sometieron a la cirugía de derivación. Entre los pacientes estudiados estaban 98 hombres y tres mujeres, obreros en su mayoría.

Un promedio de tres años y medio después del tratamiento, 29 de los 41 pacientes tratados con medicamentos o mediante simpatectomía (una cirugía de interrupción de la vía nerviosa) no mostraron cambios en los síntomas; otros siete pacientes habían empeorado, y cinco presentaban una mejoría de los síntomas.

Se empleó dos tipos de cirugía de extirpación en los restantes 60 pacientes estudiados. Cuatro se sometieron a la excisión de la parte dañada de la arteria cubital o de los vasos sanguíneos circundantes, seguida por ligadura o unión; los síntomas de tres de cuatro de estos pacientes no cambiaron después de la cirugía. Los otros 56 pacientes se trataron mediante la extirpación quirúrgica de la arteria cubital dañada o de los vasos sanguíneos circundantes, seguida por un injerto de derivación; el 78% de estos pacientes mejoró, dejó de sentir el dolor y la intolerancia al frío, y pudo regresar a trabajar. Del 22% que no presentaron cambios o cuyos síntomas empeoraron después de la cirugía de injerto de derivación, el 86% había seguido fumando.

El doctor Johnson explica que dejar de fumar es esencial para un efecto duradero de la cirugía de injerto de derivación, por lo que él evita operar a pacientes que continúan fumando. «Los fumadores mejoran por un tiempo, pero después el propio injerto de derivación se obstruye», explica.

Se desconoce la causa del síndrome del martillo hipotenar. Antes se pensaba que la afección se relacionaba con tareas o trabajos en que la palma de la mano se usaba como un martillo, pero esto no se ha confirmado aún, dice Johnson. «No está completamente claro si uno tiene que manejar un martillo neumático durante 20 años o colocar hormigón para padecer este síndrome». «Puede existir también una predisposición genética al síndrome, indica. Johnson apunta a la necesidad de investigar más sobre las causas de este síndrome.

Se presentó un resumen de estos resultados en la 84ª reunión anual de la Asociación Estadounidense de Cirujanos Plásticos, en el Hyatt Regency de Gainey Ranch, en Scottsdale, Arizona.

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