La ciudad de los monos

La ciudad de los monos

Tailandia siempre sorprende al turista que quiere redescubrirla, debido principalmente a sus múltiples atractivos que la hacen un país único en Asia.
Es tan así que una pequeña comunidad se ha vuelto unos de los principales puntos turísticos por los miles de monos que caminan de una calle a otra.
Se trata de Lopburi, ciudad donde se  encuentra el templo de los monos. Su verdadero nombre es Phra Prang Sam Yot.
En los últimos tiempos, este pueblo está recibiendo una gran cantidad de visitantes extranjeros a diario, no solo por su arquitectura, que sin duda es muy interesante, sino por la cantidad de monos que campan a sus anchas por todo el entorno.
Dónde queda. Lopburi se encuentra a unos 153 kilómetros de Bangkok, a medio camino entre la capital del país y Ayutthaya, y ha sido tradicionalmente un punto estratégico en el territorio tailandés.
Es bueno tomar en cuenta que esta ciudad no es muy grande, aunque es una de las más antiguas de Tailandia, como atestigua su patrimonio arquitectónico.
Templo de los Monos. El templo de los monos  presenta  la  arquitectura religiosa Jemer. Se trata de un templo-montaña, no demasiado grande, construido bajo el mandato del emperador Jemer Javayarman (1181-1221).
En este templo los monos campan por el templo de Phra Prang Sam Yot a sus anchas. No obstante, el fenómeno no es exclusivo del templo, sino que se ha extendido a toda la ciudad, de manera que Lopburi ya se conoce también por el sobrenombre de  “la ciudad de los monos”.
Estos se han convertido en la atracción turística por antonomasia de la ciudad. La mayor parte de ellos son macacos, la segunda especie de primates más habitual en el mundo.
Por todas partes se ven familias de estos inquietos animales, que se desplazan en grupo.
Tomar en cuenta. Para las personas con ciertas sensibilidades ante determinados comportamientos, es importante que sepan que los monos son muy explícitos con su sexualidad y suelen dedicar a los visitantes gestos que, a determinadas personas, pueden resultarles groseros.
A la hora de conocer el templo de los monos, se debe tener cuidado, porque los monos se suben en la espalda en busca de comida u objetos llamativos.
En ocasiones te toman la cabeza en búsqueda de algún bicho, específicamente piojos, y son muy hábiles. Nos pueden dar más de un disgusto si, atraídos por los brillos y los colores de las gafas de sol, móviles, cámaras o similares, éstos se convierten en su objetivo. Por eso, es mejor  no llevar nada vistoso durante la visita.
Por los problemas de robos -muchos, de acuerdo a información- establecimientos comerciales, como supermercados, restaurantes y cafeterías, tienen señales que no se hacen responsables sobre objetos personales tomados por los monos.
Mucha gente se asusta, porque no sabe cómo reaccionar frente al “ataque” de estos pequeños, pero efectivos, ladronzuelos.
Festival de los monos. Desde 1989, la última semana de noviembre se celebra este festival en el cual se les ofrece toneladas de alimentos como ofrenda a los monos.
Esta costumbre se enraiza en la creencia popular de que los monos traen suerte, de ahí que se les brinde comida a cambio de buenos augurios.

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