POR ELVIS LIMA
A pesar de las ofertas y variedad de precios en  los diferentes establecimientos comerciales fue muy reducida la demanda de compradores en horas de la mañana.

Durante un recorrido realizado por reporteros de Hoy, se pudo observar que todavía a las 3:00 de la tarde en tiendas de las avenidas Duarte, Ortega y Gasset con Keneddy, Charles Summer, El Conde y Luperón era  escaso el público que compraba juguetes.

Muchos atribuyeron la situación a la falta de circulante y otros alegaron que los pocos recursos que tenían lo gastaron durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Esta situación, sin embargo, cambió a partir de la prima tarde, cuando los compradores aborrotaron las  tiendas de juguetes que están ubicadas en las arterias comerciales.

La tecnología acapara
La era de  la tecnología no solo se ha expandido para los adultos, sino que en el gusto de los niños también ha dicho presente a la hora de elegir los juguetes de su preferencia, dejando así atrás las tradicionales muñecas de trapo, soldaditos  y las  pistolas de agua.

Esa realidad fue puesta ayer en evidencia en los diferentes establecimientos y plazas comerciales, con motivo de celebrarse hoy el Día de los Santos Reyes, una tradición que a diferencia de años anteriores, no despierta  “el misterio” que significaba  la presencia en los hogares de  Melchor, Gaspar y Baltazar, ya que los niños en la mayoría de los casos salen con sus padres y parientes a elegir el juguete de su preferencia.

Computadoras,  robots, automóviles y teléfonos celulares modernos forman parte de la variedad que en la actualidad llama la atención de grandes y chicos.

Además de juegos tecnológicos muchos padres optaron por dejarle a sus hijos juguetes educativos para de esa manera contribuir con la campaña de paz que promueven muchos sectores, ante el incremento que ha tenido la violencia en el país.

Pero más que cumplir con una tradición que se remonta siglos, muchos padres han hecho de la fecha una ocasión especial de compartir en familia los diferentes obsequios comprados a los niños.

“Me gusta dejarle juegos educativos, porque hoy vivimos en un mundo muy violento, y creo que esa es una forma de llevarle una educación sana y a la vez disfrutar con ellos los juguetes comprados”, dijo Juan Jarmar, quien junto a su esposa envolvía parte de los obsequios adquiridos.

Otros, por el contrario dejaron a un lado los juguetes tecnológicos y se inclinaron por los de destrezas personales, bajo el entendido de que los mismos además de servir de entretenimiento sirven de base para el aprendizaje y desarrollo personal, como es el caso de Ada Madrigal, una joven mujer quien junto a una de sus tres hijas salió a comprar los regalos de los demás miembros de la familia.