La ciudad, el Metro y el Código Laboral

La ciudad, el Metro y el Código Laboral

Nuestro análisis de la ciudad de Santo Domingo actual, nos lleva a una pequeña reflexión: la ciudad es edificios, funciones y mercado del empleo. En ella, las empresas tienen su estrategia, mueven sus empleados, venden, compran, entonces, vemos, hay una relación entre todos los elementos del título de mi artículo.  La primera Intervención norte- americana de 1916 configuró lo que fue el ex Distrito Nacional, se apropió de las tierras comuneras del Este para la instalación de sus ingenios, desestructuró las funciones y jerarquización urbana del Cibao y transformó Santo Domingo en el principal puerto de importación/exportación del país en una dominación que se extendió a toda la Isla, ya que  hacían lo mismo del lado haitiano con Puerto Príncipe, dejando toda la Isla bajo administración norteamericana. La frontera en esos años no tiene razón de ser. Pocos años después, las dos economías se complementan, bajo un mismo modelo político, dictatorial.  El modelo de explotación de República Dominicana refuerza Santo Domingo como su principal puerto de import/exportaciones y la ciudad entera es dotada de infraestructuras vial, aeroportuaria, portuaria, hotelera, industrial, etc…  para una economía eminentemente manufacturera y urbana. Hasta 1965, cuando se proyecta  el traslado del puerto industrial de Santo Domingo a Haina y se apuesta a una nueva función -turística-  para  Santo Domingo. Los 90  transforman de nuevo la base económica de Santo Domingo: ahora es ciudad de servicios, telecomunicaciones, de las finanzas, del comercio y del turismo y busca competitividad de nuevo, a partir de la dotación de  infraestructuras viales y de transporte, porque desconcentró sus industrias en los terrenos urbanos  periféricos  producidos por la “desinteresada” intervención de Obras Públicas. Se desagregó, desconcentró el ex Distrito Nacional, se dispersó, alejó la población y se exigió el Metro.  Ahora, el Metro permite a la fuerza laboral llegar a sus centros de trabajo, puntual y a un costo que subsidia el Estado Dominicano para el nuevo modelo económico. Los empresarios y sus capitales se benefician de esa inversión que  se convierte en un “subsidio disfrazado” para su competitividad. Hoy vemos que exigen la rediscusión del Código Laboral  “para redefinir disposiciones más modernas que incluyan un “el afinamiento” de las inversiones sociales para evitar que el sistema salarial dominicano sea un obstáculo para la competitividad” ….y debemos añadir,  la ciudad y sus infraestructuras viales y de transporte.

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