Lisboa.- La ciudad es la protagonista de «Disección», la nueva exposición de Alexandre Farto, más conocido como Vhils, que acoge el Museo de la Electricidad de Lisboa y que recorre toda la trayectoria del prestigioso artista urbano luso.
«Disección» marca un hito en la vida del portugués porque es la primera exposición individual que hace en su país y la mayor de su carrera hasta la fecha. En ella mezcla trabajo anterior con piezas nuevas creadas especialmente para esta muestra, para las que incluso utiliza el propio espacio del Museo.
Nacido en 1987 en Lisboa, Vhils es uno de los nombres más reconocidos del arte urbano mundial, con obras expuestas en países como China, Estados Unidos y España.
Comenzó a desarrollar su estilo visual único a los 13 años con el grafiti y en 2005 dio el salto al mundo artístico, en el que algunos le comparan con la gran leyenda del arte callejero, el británico Banksy, junto al que expuso algunas de sus obras.
Pero al contrario de Banksy, su obra no se limita al exterior, tal y como puede observarse en esta exposición, abierta al público hasta el 5 de octubre, en la que explora el espacio urbano y su relación con los que lo habitan y frecuentan.
El comisario de la muestra, João Pinharanda, explicó a Efe que invitó al artista a «aceptar el desafío de colocar los conceptos y temas que trata en la calle dentro de un museo».
Vhils aceptó pero sin renunciar a sus orígenes y al grafiti, pese a trabajar «en otros espacios, otros soportes y para otro tipo de público», relató Pinharanda.
A semejanza de las grandes urbes, «Disección» es una experiencia multisensorial. Al entrar, el visitante se encuentra con una sala oscura en la que se mezclan grabaciones televisivas, imágenes de caras anónimas (una de las marcas del artista), música y sonidos urbanos familiares para quienes usan a diario el metro de Lisboa.
El fuerte componente multimedia se combina con fotografías y esculturas, y con materiales como poliestireno, metal, papel, madera o incluso carteles publicitarios, reflejando siempre la dicotomía viejo-nuevo que Vhils adquirió en las calles de Lisboa.
La esencia de su trabajo puede verse en una de las principales piezas de la exposición, una ciudad esculpida en poliestireno que, para poder ser apreciada en su plenitud, hay que subirse a una estructura de metal desde la que se observan los rostros del laberinto urbano.
A través de ellos, el artista realiza su reflexión porque son los rostros los que forman las grandes ciudades, dándoles vida, historias y memorias.
Esos rostros están presentes en las nueve salas de la exposición en varios formatos, tales como «collages» hechos con carteles, serigrafías o puertas de madera esculpidas con láser o con un cincel.
Esta última es tal vez la técnica «imagen de marca» de Vhils, que él describe como «scratching the surface» (arañando la superficie), y para la que usa puertas o paredes en las que expone la «cara» de la ciudad tras someterlas a técnicas innovadoras como el ácido o los explosivos, siempre fiel a su lema de «construir destruyendo».
En «Disección» es posible ver esa técnica en acción, en varios vídeos que muestran al artista trabajando y que dejan a muchos boquiabiertos tras comprobar cómo, tras una intensa explosión, surgen caras esculpidas en paredes blancas.
Toda su obra sorprende y «despierta un tipo popular de curiosidad» pero no por ello, dice el comisario, debe verse como «simple, fácil de entender o decorativa».
Pinharanda destaca su «carga ideológica y de intervención en la ciudad y la sociedad», tal y como se refleja en otra de las piezas creadas exclusivamente para «Disección» y que da nombre a la muestra, un «esqueleto» de un vagón de metro desmontado por Vhils.
Según el comisario, es un obra muy personal y con un «valor de memoria» porque recuerda cuando pintaba clandestinamente en su adolescencia pero, al mismo tiempo, tiene un cariz de denuncia porque refleja la «ciudad anónima y uniforme que crece a nuestro alrededor».