La ciudad es un entorno que favorece el progreso, las nuevas ideas, la tolerancia… Pero también puede ser caldo de cultivo de alteraciones psicológicas que hacen mella en sus habitantes, sobre todo estrés, depresión, trastornos de la alimentación (anorexia y bulimia) y violencia juvenil, según ha explicado el psiquiatra Luis Rojas Marcos, presidente de la Cooperación de Salud y Hospitales Públicos de Nueva York, en una conferencia organizada por Boehringer Ingelheim.

“Aunque un cierto grado de estrés es vigorizante y estimulante, en exceso puede facilitar la aparición de enfermedades cardiacas, úlceras de estómagos e infecciones. Respecto a la depresión, suele aparecer por el desequilibrio entre aspiraciones y oportunidades”, ha afirmado. Los trastornos alimentarios y la violencia juvenil son desórdenes propios de la sociedad actual.

[b]Sí, se puede evitar[/b]

¿Cómo puede un “urbanista” evitar estas amenazas? Según Rojas Marcos, “una serie de placeres simples contrarresta el estrés: una buena charla o comida, compañía, pasatiempos, ejercicio…

Contra la depresión, hay que mentalizarse de que se vive mejor que antes y, si esta patología aparece, tratarla como tal. Y respecto a la violencia juvenil y los trastornos de alimentación, una buena educación desde la infancia es la clave”.