La ciudad y sus curiosidades

La ciudad y sus curiosidades

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
Recorriendo distintos sectores de la urbe capitalina podemos observar que en la calle Espaillat número 60, aparece una edificación muy antigua que solamente tiene dos muros altos y un portón. Éste, hace decenios, era la entrada de los coches tirados por caballos, en cuyo interior estaban los espacios con separaciones de madera y techos, donde guardaban éstos. Este lugar actualmente se utiliza como garaje para estacionar vehículos.

En esta cochera, como antes se llamaba, la pared frontal de la izquierda tiene veinte metros de ancho y la de la derecha unos diez metros. El portón de acceso, de forma rectangular, tiene un marco enladrillado que al cruzar la parte superior forma un arco.

El alto muro remata con un borde de tejas y debajo de una franja de mampostería tiene encajado en varias partes trocitos de ladrillos como adorno.

También, en la avenida George Washington, después de la desembocadura con la Meriño, se ve un alto muro de piedras talladas cubriendo el farallón que antaño existía allí.

Lo curioso de éste es que sirve de contén al cimiento de varias paredes, las cuales están en el fondo de los patios de las casas numeradas del 2 al 14, situadas hace decenios  en la calle José Gabriel García, paralela a ésta, que fueron construidas sobre los arrecifes del Mar Caribe.

Asimismo, en la calle Santiago Rodríguez número 11, aparece la cancha de baloncesto de San Lázaro, única construida a unos dos metros por debajo de la vía, debido a que la fabricaron en un terreno donde antaño estaban las cuevas del Jobo Bonito y San Lázaro, las cuales los curas de los templos San Miguel y Las Mercedes unieron con otras para escapar de los piratas invasores.

La entrada al lugar se hace por dos pares de escalinatas laterales de siete peldaños cada una, en cuya parte delantera tienen nueve bancos de concreto.

Posee un amplio frente cuyo remate es de forma triangular cubierto con sobresalientes planchas de metal de forma cóncava.

Por otro lado, en la calle Estrelleta número 158, se aprecia un edificio de cuatro niveles, cuya entrada no está a la vista debido a que el primer nivel lo compone una doble puerta de metal corrediza que cierra el espacio donde está el garaje de vehículos en cuyo fondo se encuentra el acceso a la edificación.

 Otra curiosidad es que cada nivel tiene dos balcones corridos cuyos bordes de balaustres normales, unidos forman una onda, donde los del segundo y tercer piso tienen rejas y jardineras pero el cuarto no; éste último, en su remate, también forma una onda donde se aprecia una sobresaliente marquesina en cuyo tope final, en cada vértice esquinero, se observan dos cortas pilastras con huecos centrales que rematan en forma piramidal con tejas.

También, en la calle Santomé esquina Juan Isidro Pérez, está el otrora templo de San Lázaro, única construcción que en lo alto de la pared lateral izquierda conserva el tragaluz redondo más grande que existe en una parroquia. Éste tiene aproximadamente dos metros de circunferencia y lo cierra un vidrio con rejas.

Otra curiosidad es que en el vértice de la esquina de su techo se puede apreciar un campanario enladrillado de forma triangular que lateralmente tiene los espacios para las campanas, en cuya parte superior hay otro que está montado chanfleado, el cual tiene un hueco curvado donde hay otra campana pequeña. Este remata con una cruz de hierro bien decorada y en cada lateral se puede observar que tiene una corta pilastra cuya cima es de forma piramidal.

La subida allí es por la parte de la izquierda, por medio de una pequeña escalinata del mismo material enladrillado con seis peldaños.

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