Píndaro y Herminio observan de cerca una botella de espumoso… Píndaro está deseoso de saltar sobre el contenido de esta, pues está cerca el fin de un año de inicios de una recuperación forzosa de todos los sectores de nuestra sociedad… Es este último que, con un ceño fruncido al máximo, le comenta a Herminio: “¿Te has dado cuenta que de que este nuevo año tiene ‘cocorícamo’ en sí mismo?… ¡Si tú coges y sumas sus cuatro números componentes te va a dar siete por resultado! –exclama-… Y, ¡ese es un número mágico desde todos los puntos de vista!”… Herminio, que no había caído en ese detalle, piensa para sí y, luego de una reflexión, le comenta: “Ya, desde hace muchísimos años, hay un misterio -más fuerte que el misterio del pudín resbaloso-, que le rodea… Hay algo que está detrás de su figura… Desde los siete pecados capitales hasta las siete maravillas del mundo… Para Pitágoras, el siete era el número perfecto. Hay quienes dicen que el número 7 puede ser considerado que tiene una magia porque se compone del sagrado número 3 y del terrenal número 4, estableciéndose así una comunicación entre el cielo y la tierra…Yo tengo la convicción de que si aprovechas al máximo su profundidad, el 7 puede llevarte a ver y vivir la realidad de un universo en movimiento del que tú eres parte mientras así quieras… ¿Te fijas?… ¡Tenemos ante nosotros las puertas para un año 2023 lleno de misterios a descubrir!”, -concluye Herminio-.

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Con su mirada que todavía sigue clavada en el contenido de su espumante, Píndaro sonríe para sí, mientras comenta en voz baja: “Hummmm…. Podría ser un año para ‘los hipócritas’ hacer uso de sus mañas y tomar una ventaja perniciosa sobre el resto que les rodea… Esa es gente que, como Hipócrates, veía al número 7 con virtudes ocultas que le permiten realizar todas las cosas que se proponga, porque es un dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues –decía-, ¡la luna cambia de fase cada siete días!”… Herminio lo interrumpe en su introspección, y le increpa: “Recuerda que estamos hablando del 2023!”… A lo que recibe respuesta de Píndaro: “Sí, pero no ignores que su componente es el 7!”.

Píndaro aprovecha y, mientras levanta sus ojos al firmamento, comenta: “Los amantes de este número han referido que su simbología quizás se obtuvo a partir del cielo, donde los 7 planetas más conocidos se conjugan en un todo compuesto por la Luna, el Sol, y los demás planetas que pueden ser vistos desde nuestra tierra: Venus, Marte, Mercurio, Saturno y Júpiter”…

Herminio, que ha estado a la espera de ver qué pasa con la botella de espumante a la medianoche de este 31 de diciembre del 2022, no le quita la vista al curioso de su alter ego Píndaro, y le dice: “Se podría decir que con el número 7 que suman los componentes del año 2023 finaliza un ciclo de triquiñuelas y extraños comportamientos en un paquete de gente que se dice –ante otros- ser dominicanos, pero que –en su interior- sabe que hay un margen que aprovechan para manipular y perjudicar a otros muchos cuyos niveles de conocimientos son débiles… Al finalizar este ciclo, tenemos la esperanza de que hagamos posible y nos permitamos un replanteamiento y una renovación en nuestros futuros compromisos de acción… Un camino en que nos aboquemos a -por fin-, salir de esas terribles 7 vacas flacas en que nos han llevado para un más fuerte replantemiento”.

Píndaro, que no se queda callado, expresa: “Has olvidado que, según la Ley de Miller –publicada en el 1956 por George Miller en la Universidad de Princeton, Estados Unidos, la cantidad de objetos que un ser humano promedio puede memorizar en su trabajo son 7… Entonces –reflexiona Píndaro-, ¡El año 2023 tiene que ser llamado el año mágico para que haya mayor comprensión entre todos!”.