La clave para promover exportaciones

La clave para promover exportaciones

Hoy ya sabemos que el crecimiento sostenido del comercio exterior representa uno de los más importantes desafíos que enfrentan los países de América Latina y el Caribe para consolidar la sustentabilidad futura de sus economías. Es por eso que el avance de las negociaciones comerciales que se llevan a cabo en los frentes subregionales, hemisférico y multilateral, está configurando un marco de reglas de juego a las cuales la economía internacional deberá ajustarse en el futuro. Este contexto genera la necesidad de apoyar los procesos de modernización y reconversión como condición necesaria para lograr mejorar la competitividad de los sectores productivos y de servicios de los países de la región, así como para contribuir en la búsqueda de nuevos mercados de exportación o la consolidación y ampliación de los mercados ya existentes.

En las economías de América Latina y el Caribe de hoy, la promoción de exportaciones se ha constituido en un elemento central de las estrategias de desarrollo. Esas economías enfrentan condiciones distintas a las de décadas pasadas (en el plano interno y externo), como son el mayor grado de apertura o los nuevos marcos normativos de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La mayor apertura ha sido el resultado tanto de políticas unilaterales adoptadas en los últimos años como de la reactivación o puesta en marcha de acuerdos bilaterales y subregionales sustentados hoy en métodos de desgravación arancelaria de amplia cobertura, lineales y de cumplimiento en plazos breves. En este sentido, la diferencia con los años 80 y 90 es notable y es lo que ha llevado a una importante expansión del comercio tanto intrarregional como global.

Las condiciones.  Es evidente que el cambio de ambiente en la economía de hoy para los exportadores está altamente influido por las condiciones internacionales. Sin embargo, los cambios producidos en las condiciones internas han modificado también el ambiente para los exportadores locales. La reducción unilateral de la protección implementada en cada país de la región en las recientes décadas ha disminuido el sesgo antiexportador característico de los procesos de sustitución de importaciones de anteriores décadas. Además, las importantes reformas estructurales que se han introducido incluyeron la eliminación de impuestos a las exportaciones y de otras distorsiones, la reducción de trabas burocráticas y la simplificación de procedimientos. Todo ello, en conjunto, se llevó a cabo con políticas de estabilización y de facilidades a la entrada de capitales aplicadas.

Sin embargo, hoy debe destacarse que, si no se cuenta con una economía ordenada desde el punto de vista macroeconómico, con una política cambiaria que otorgue estabilidad al tipo de cambio real y con reglas que garanticen estabilidad a la inversión en actividades exportadoras, difícilmente una estrategia de promoción de exportaciones pueda resultar efectiva. Tampoco debe subestimarse la relevancia del espacio que ofrece la modernización del estado para la implantación de reformas y otras políticas a fin de reducir los costos de la actividad exportadora.

Así, en el contexto de una economía ordenada y estable, el espacio para la aplicación de una política activa de promoción de las exportaciones se ha fundamentado en la persistencia de las llamadas “fallas de mercado”, tomando principalmente en consideración la disponibilidad de información y el costo para obtenerla (oportunidades de negocios, las preferencias de los consumidores y las exigencias en cuanto a características y calidad de los productos en los mercados de destino). De igual modo, otra condición a destacar se relaciona con los costos en que se debe incurrir para acceder por primera vez a un mercado, los cuales tienen que ver con los costos de inversión en contactos comerciales, la obtención de credibilidad o el desarrollo de cadenas de distribución. Estas condiciones anteriores son claros ejemplos de situaciones en las que el rol de los mecanismos e instrumentos de apoyo a la promoción de las exportaciones será clave.

Aun así, las pequeñas y medianas empresas son las que enfrentan mayores dificultades para incursionar en la exportación. En su caso, los problemas recién mencionados se multiplican, así como también las dificultades para cumplir con exigencias de calidad y presentación y para organizar un negocio exportador. De esto se desprende la necesidad que las entidades de promoción pongan especial énfasis en el apoyo a este tipo de empresas sin que ello signifique que deban restarle apoyo a otras.

Existen casos de experiencias exitosas de desarrollo exportador (Corea del Sur y Japón, por ejemplo), en que las empresas grandes fueron las que lideraron inicialmente el crecimiento de las exportaciones. Asimismo, la concreción de alianzas estratégicas entre las PYME ha demostrado ser efectiva para ganar acceso a nuevos mercados y cuenta con un amplio campo para su desarrollo; más aún cuando involucra a empresas del exterior, con lo cual se crean condiciones que favorecen el flujo de la inversión extranjera directa hacia el país.

Financiamiento y tecnología.  Para que un país pueda disponer de una buena gestión que apoye y consolide el sistema de promover sus exportaciones  es clave también la disponibilidad de financiamiento para las operaciones de exportación. Estos se relacionan con la política de los créditos de embarque y los créditos a los compradores. En muchos países las actividades de promoción propiamente dichas y las de financiamiento, se encuentran separadas.

Por ello, en los nuevos tiempos se debate acerca de la nueva necesidad de revisar los alcances de las actividades de las agencias de promoción. Porque promover exportaciones es solo una parte de una actividad muy amplia que incluye aspectos tales como el apoyo a la innovación y la transferencia tecnológica, la productividad, la disponibilidad de crédito, etc. Y lo que no se busca es que ante un  exceso de actividades se  corra el riesgo de perder efectividad y eficiencia en aquellas funciones que estén más íntimamente referidas al mejoramiento de la competitividad de las empresas.

Además de los factores ya analizados, la creciente globalización de la economía mundial obliga a nuestros países a realizar los mayores esfuerzos para lograr ser competitivos a ese nivel y para consolidar dicha competitividad en el mediano y largo plazos. Al mismo tiempo, la globalización brinda mayores oportunidades para realizar negocios de exportación e incorporar nuevas tecnologías. Numerosos instrumentos de promoción que fueron empleados históricamente contribuyen sólo de manera marginal al aumento del volumen y la calidad de las exportaciones; menos aún al mejoramiento de la competitividad de las empresas.

Por ello, más que apoyar el ingreso de nuestros productos a nuevos mercados, lo importante es que el país asegure la permanencia en ellos, todo lo cual requiere la construcción de una “estrategia de sustentabilidad competitiva”. Si se considera a la tecnología como uno de los elementos centrales para el fortalecimiento de la competitividad de las empresas, la intervención de una agencia de promoción para ayudar en forma activa a las empresas en este campo estaría justificada. Casos similares podrían presentarse cuando se hace referencia al desarrollo de la capacidad técnica de los recursos humanos, o al campo de la investigación y el desarrollo. Con apoyo en estos campos, las empresas estarían en mejores condiciones para adquirir o desarrollar los recursos tecnológicos y materiales para fabricar o adaptar productos o servicios que las pongan en condiciones de enfrentar la competencia en el mercado nacional o internacional.

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Las características

Hoy día se percibe cierto consenso respecto de las características institucionales que deben tener las entidades de promoción de exportaciones: (1) que las entidades tengan un carácter mixto, público-privado, lo cual permitiría que el sector privado contribuya a su financiamiento e incorpore objetivos y metodologías de acción privadas; (2) que tengan cierta independencia del poder político, regidas por un consejo integrado por miembros nombrados por los sectores público y privado; (3) que el mecanismo de financiamiento tenga algún grado de independencia del Gobierno central, cubriendo parte de su presupuesto con aportes privados, y (4) que los funcionarios de la entidad no estén sujetos a la escala o estructura de remuneraciones de la administración pública, reducirá la rotación  que suele producirse por la emigración de expertos al sector privado por motivos salariales.

La cifra

6.03%  ha sido el crecimiento  promedio de las exportaciones nacionales dominicanas entre  1990 y 2010, aumentando más del 49% en 2010. En los últimos 14 años, las exportaciones tradicionales  bajaron su nivel de participación.

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