La clonación humana avanza, sin ayuda EU

La clonación humana avanza, sin ayuda EU

NUEVA YORK.- La producción del primer embrión clonado humano en Seúl, Corea del Sur, la semana pasada marcó un gran logro para los científicos sudcoreanos. Pero subraya el precio que Estados Unidos podría pagar por su debate no resuelto sobre las células troncales embrionarias humanas: Si los investigadores estadounidenses pierden su ventaja ténica, Washington también perderá la oportunidad de establecer las reglas éticas del juego. Este resultado contrasta con el último gran asunto ético presentado por la nueva investigación biológica, la invención en 1975 del ADN recombinado, la primera técnica que permitía a los investigadores trasladar genes de un organismo a otro. En esa ocasión, después de una fiera y a menudo amarga discusión, investigadores biomédicos recibieron la autorización para seguir adelante con la nueva técnica según las reglas elaboradas por la agencia que los patrocinaba, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

Debido al proceso político abierto por el cual tomaron forma las reglas de los NIH, su autoridad moral se extendió más allá de su alcance legal; éstas o regulaciones similares fueron observadas por la industria privada y por la mayoría de los demás países donde se estaba haciendo la investigación.

Washington ha elegido un camino diferente con las células troncales embrionarias humanas, basado en un compromiso político anunciado po el Presidente George W. Bush en agosto del 2000. El acuerdo era constructivo y astuto. Permitía la investigación con las células embrionarias humanas finalmente empezara, aunque sólo con líneas celulares creadas antes de esa fecha; a los investigadores no se les permite crear nuevas. Pero el anuncio de la semana pasada en Seúl puso de relieve los límites del enfoque estadounidense. El resto del mundo no se está quedando quieto, y derivar nuevas líneas celulares es una parte importante del progreso.

«Por esta política estamos cediendo el liderazgo en lo que podría ser uno de los avances médicos más importantes durante los próximos 10 ó 15 años», dijo el doctor Irving Weissman, investigador de células troncales de la Universidad de Stanford. También expresó desilusión de que el avance coreano no pudiera haber sido hecho en Estados Unidos. «Esa es una lección muy reveladora para nosotros», dijo. «Dice que vamos a observar lo que suceda».

No todos tienen en tan alta consideración a la nueva tecnología. El doctor Leon Kass, presidente del Consejo sobre Bioética del Presidente, ha estado advirtiendo durante años del peligro de la clonación humana. Como si se cumplieran sus peores presagios, el anuncio de la semana pasada ocurrió el día de su cumpleaños número 65. Kass declinó comentar sobre el hecho, diciendo que no quería que sonara como algo que rompió récords. Pero en sus escritos previos, y en un informe sobre clonación hecho en 2002 por el consejo, puso en claro su convicción de que la sociedad no debería vacilar en frenar a los científicos cuando traspasan los misterios centrales de la vida.

En ese informe, una mayoría del consejo, a la que se unió su presidente, propuso una moratoria de cuatro años sobre la clonación terapéutica -la producción de embriones humanos clonados para generar células para reparar tejidos enfermos de un paciente- y una prohibición total sobre la clonación reproductiva que es hecha posible por medio de la misma técnica.

Los avances en la tecnología reproductiva a menudo crean enorme furor porque parecen tocar la esencia de la existencia humana. El primer bebé de probeta, nacido en 1978, produjo una protesta en torno a la ética de la técnica involucrada. Pero el gran regalo para las familias infértiles -las clínicas de fertilidad sólo en Estados Unidos han creado hasta ahora más de 100,000 bebés- pronto superó los presagios de desastre.

La capacidad para clonar embriones humanos pudiera seguir un camino similar del horror a la monotonía, si produce beneficios similares. No es desconocido que los científicos prometen en exceso, ya sea para asegurarse fondos o para desalentar la oposición, y está lejos de ser seguro que la clonación terapéutica funcionará como se espera. Sin embargo, la posibilidad de aprovechar la capacidad de la célula para regenerar los tejidos del cuerpo es difícil de ignorar.

Los científicos coreanos, si su experimento es confirmado en otros laboratorios, habrán probado, en principio, la viabilidad del primer paso en la clonación terapéutica, la de devolver una célula ordinaria del organismo al estado embrionario. Pero un elemento en su éxito es simplemente que pudieron reunir suficientes óvulos humanos para hacer que funcionaran las técnicas estándar, y no tuvieron restricciones legales que los obstaculizaran.

Hasta ahora, la técnica funciona sólo para mujeres. Los investigadores usaron un núcleo de un tipo particular de célula del cuerpo femenino conocida como célula cumulus, que rodea el ovario. Las células cumulus han resultado particularmente adecuada para la transferencia nuclear en animales.

Si la clonación terapéutica es el único objetivo de los investigadores, ¿por qué es controversial el procedimiento? Una razón es que toda su base ha sido atacada por el movimiento contrario al aborto en cuanto a que diseccionar un blastocisto equivale a matar a una persona.

Grandes cantidades de blastocistos excedentes son generados rutinariamente en las clínicas de fertilidad, y un puñado de estos han proporcionado todas las células troncales usadas en investigación. Pero los científicos de bata blanca son un mejor blanco político que las parejas infértiles que buscan desesperadamente producir un bebé.

Dejando de lado la política, Kass y muchos otros expertos en ética sienten firmemente que el progreso médico no es un bien absoluto al que se le debiera permitir pasar por encima de todos los demás valores, como los límites naturales a la vida humana y el ciclo de generaciones. Otros comparten la intranquilidad de Kass, aunque no necesariamente todos sus argumentos específicos.

Si los científicos pueden demostrar que la clonación terapéutica salva vidas, indudablemente podrán acallar muchas dudas. El compromiso de Bush del 2001 les dio una oportunidad para hacerlo, pero el experimento de Seúl demuestra que Estados Unidos ya no es el único jugador en el juego y pudiera perder pronto la posibilidad de poner las reglas para el resto del mundo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas