La cocina, una cuestión de centímetros

La cocina, una cuestión de centímetros

Si en las viviendas actuales cada metro cuadrado debe ser cuidadosamente aprovechado, cuando se habla de la cocina el sacar partido de cada centímetro se convierte en una necesidad vital. Nada más incómodo que una cocina mal distribuida y peor planificada en la que cualquier actividad se convierte en una odisea tal que acaba destrozándonos los nervios.

Lo importante es conocer el espacio de la cocina y planificar su distribución de tal modo que no solo impere el sentido estético sino que la funcionalidad y el sentido práctico sean protagonistas de excepción.

¿Larga y estrecha?

Si le ha tocado una cocina estrecha y larga, es importante disponer de los muebles en uno de los lados.Además, se debe aprovechar el espacio a lo alto, incluso en las zonas menos accesibles de la parte superior. Esto res

ultará ideal para guardar elementos que no utilice a menudo.

Otro espacio extra que no siempre es bien utilizado son las partes inferiores de los muebles, cuyo zócalo se puede habilitar con cajoneras extraíbles consiguiendo así un inusitado almacén para los elementos más variados. Sartenes, paelleras y otros utensilios de grandes dimensiones encuentran en este hueco su lugar ideal.

Si el espacio lo permite, la cocina se puede distribuir en forma de L o incluso en forma de U, siendo uno de los laterales dedicado a armarios o tramos de no más de 30 cm de fondo que le permitirá guardar artículos de limpieza, escobas y otros.

[b]El color, el mejor aliado[/b]

El color es una poderosa herramienta que puede contribuir a que la cocina parezca más grande de lo que en realidad es. Si en el reparto de metros cuadrados de la vivienda, la cocina no ha resultado demasiado beneficiada, lo recomendable es al menos intentar una ilusión óptica contraria.

Se deben evitar los colores oscuros tanto en el mobiliario, en los complementos y revestimientos de las paredes. Los colores claros reflejan más la luz y por tanto hacen parecer los espacios más grandes y también más livianos.

El naranja, que posee las cualidades de actividad del rojo y la suavidad del amarillo, eleva el ánimo y proporciona un ambiente cálido, por ello puede ser un color muy indicado para su utilización en la cocina.

Cuando no se dispone de demasiada luz natural o el espacio es muy pequeño, se hace recomendable el uso del amarillo, un color excelente que combinará muy bien con un mobiliario de cocina en tonos marfiles o gris perla.

Combina en el mobiliario las puertas de cristal (a ser posible mate) con las puertas tradicionales, ya que esto contribuirá a quitar peso visual al conjunto haciendo que, por tanto, la cocina parezca menos sobrecargada.

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