LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Ya el puente está tendido  con uno de sus lados situado  en el poderío de algunos políticos y el otro, en el más preciado de los  ahorros nacionales. Es una obra de ingeniería basada en las leyes del Estado gracias a la  mecánica  burlesca de  las ternas, formalidad que en este caso recubrió un palo acechado. La opinión pública está forzada  a carabina aunque abundan antecedentes para temer por  el  mejor destino de cien mil millones de pesos salidos  de las costillas de la gente que trabaja en este país.

El golpe está dado  y ahora faltaría una  forma eficaz de erigir barreras contra las intenciones de reservar grandes  recursos para los unilaterales planes de unos magos que actuaron con nocturnidad; con croquis de aposento, demorando, y casi avergonzándose, de dar a conocer el decreto  que pone al enorme queso de las pensiones a su propio cuidado. ¿Cómo no temer lo que pueda  pasar con semejante bicoca  en manos de personas con acentuada  vocación por  barrilitos, que se inquietan por  hilvanar papeletas para estadios gigantescos que compitan con Cooperstown? Proclives a líneas de metro a construirse  con  desprecio a las urgencias sociales, sin minuciosidad  de cuentas ni ponderación de la ciudadanía.

Capaces  de azucarar con premeditación infracciones como la de Sunland; herederas de los desaciertos  de las cuatro C (CORDE, CDA, CDE y CEA) hundidas durante la hegemonía colorada que, en nombre del “camino bueno”, prolongó en el tiempo  la “acumulación  originaria”. “Excúsenme de nuevo” pero esos cuartos los necesitamos.

nelsonmarrero@hoy.com.do

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