LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Uno de nuestros avatares ha alcanzado la glorificación. El histórico percance dominicano de la falta de luz se vistió de gala en la noche del sábado. Casi por completo, el planeta se apagó, un vacío del servicio al que  otros países entraron por civismo y nosotros por obligación. Pero qué bueno que el apagón  pueda servir para algo más que arruinarnos la vida.

Los defensores  del ambiente descubrieron que puede ser un instrumento de lucha. Vale decir que en materia de  expresar disconformidad los dominicanos hemos avanzado tanto que ya rompemos contadores y le pegamos fuego a las oficinas que cobran las interrupciones. De modo que nuestra permanente crisis energética sería  un atraso pero también heroísmo, conciencia y amor a los recursos vitales.

Estamos  desde hace tiempo  en la vanguardia de los contactos con la  oscuridad y  la búsqueda de reivindicaciones aunque  es ahora cuando el mundo  se congracia con las sombras para reclamar un nuevo orden para el  ahorro de energía y menos CO2 en el ambiente.

¡Hurra! el homus quisqueyanus   ha estado de viejo en la onda  de  proteger la atmósfera.  Estamos  economizándole gases dañinos al mundo  a través de los black out,  la privación de cervezas frías y el uso sin compasión de los inversores. Loor a los muchos  pobres que se achicharran cada año por los incendios que provocan las velas mal puestas en las casuchas de los barrios marginados en el trágico afán de vencer las tinieblas. Los amantes  de la naturaleza le ha concedido rango de grandeza al suplicio  criollo que a cada rato  nos hace decir: ¡otra vez se fue esa maldita luz!

Nelsonmarrero@hoy.com.do

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