¡Oh caramba! La libido, colectivamente hablando, sufre presiones desinfladoras en el mundo real aunque el internet de esta era expedita brinde múltiples accesos a imágenes sensuales que a veces conducen a encendidas experiencias virtuales. Las conciencias se están librando de la mojigatería, es cierto. Pero se siente el contrapeso que genera la falta de tiempo para solazarse siquiera en la contemplación de este destape en una época económicamente dinámica en la que no se come si no se trabaja y en la que debemos luchar a brazos partidos para sobrevivir.
Tiempos en los que la igualdad de género, en cuanto a roles y aplicación de autoridad, está llenando los escenarios urbanos de figuras indiferentemente hombres que mujeres y a veces con más mujeres que hombres, llevando batutas, gerenciando desde abajo hasta arriba, señoras y jovencitas mezcladas con varones en operativos que deben poner énfasis en la rudeza, cobrando impuestos y aplicando multas con el mismo truño con que lo harían Pepe, Pedro o Ramón. Por cada visión diaria de ternura sosegada o de femineidad que se desborda con faldas cortas recibiremos el impacto de tres frías ejecutivas que exigen que la marcha de los asuntos laborales sea perfecta; o de tres miembros del personal que son de pelo largo y labios pintados que compiten con los masculinos en las pruebas de resistencia y desafío de los más arduos desempeños.
Nos encontramos con la realidad de que individuos e individuas andan reburujados en el día a día, y aunque todos sean corteses y distintos en su morfología, la mayoría de los papeles que hoy se desempeñan son sexualmente neutros. Una coronela es al mismo tiempo coronel. Tienen que mandar a encarcelar con el mismo tono y energía. Presumo que cuando están en casa tanto las mozas como las maduras hacen notar a la contraparte macho que para las compenetraciones en el lecho ambos tienen el inmenso atractivo de ser diferentes. Para que la especie humana no se extinga debemos insistir en muchos momentos en que finalmente ellas son mujeres y nosotros, hombres, para lo cual rigen todavía unos importantes incentivos.