LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Las “fallas estructurales” y comportamientos “sistémicos” son invocados con frecuencia para excusar desastres. Unos griegos (los que allá mandan) se endeudaron sin conciencia y sus acreedores encontraron una fórmula  para exprimirlos más haciendo crecer los pasivos  hasta volverlos casi impagables, porque según las reglas del comercio financiero a medida que los países se vuelven insolventes, con más prisa y a mayores intereses hay que sacarles dinero.

En el siguiente capítulo  de la desastrosa quiebra helénica las intemperancias de quienes tomaron prestados y de quienes les hicieron el juego pasarán a un segundo plano. Habrá reprogramación de amortizaciones con recetas de constreñimientos en gastos y más impuestos. Millones de griegos de vida productiva que nada tuvieron que ver con las decisiones desafortunadas que condujeron al fracaso serán aparejados como mulas de carga  para sufrir  las consecuencias… y el que venga atrás que arree.

Se ha demostrado que muchas veces las crisis se deben a guionistas intocables. Al siguiente año de arruinar la economía mundial muchos peces gordos de la banca se cobraron fabulosas “participaciones de beneficios” seguramente extraídas de los flujos monetarios que los estados aportaron  para salvar a los mercados.  Crónicas reveladoras de la prensa norteamericana informaron que unos magnates de Wall Street han seguido con sus altos niveles de vida, arrendando fastuosos penthouses para evadirse de sus mansiones, comprando los autos caros de siempre pero de  colores y líneas que llaman menos la atención. Para ellos el mundo es una delicia y mientras haya “estructuras” que funcionen  mal, mejor será todo para ellos.

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