Extravíos ideológicos Mermada por la revisión de posiciones que por años ha calado en la gente considerada progresista de este país, y por una desaparición gradual de las fronteras en el espectro político, la oferta electoral de izquierda debe considerarse de menor cuantía.
Aun cuando salió a la palestra un Pedro de Jesús Candelier que se reformula para representar una opción supuestamente revolucionaria, las posibilidades de que la nación sea conducida a algún tipo de socialismo a través del voto son escasas.
Digamos en favor de quienes levantan banderas de cambio -incluso de aquellos conversos que hasta hace poco creían en drasticidades sumarias para beneficiar el sistema- que cuando en el ejercicio político predomina lo inicuo y ramplón, las posiciones de principio tienen el paso cerrado.
Más aún cuando tercian en la lucha astillas del mismo palo que anteriormente, como ellos los izquierdistas, interpretaban la historia acercándose a Marx, pero para luego jurar por Navarrete o lo que es lo mismo: por las fuerzas históricas que encabezó el ilustre varón que allí nació.
Muchos dominicanos ingenuos y confundidos podrían estar creyendo que ese es el curso normal en la evolución de las ideas, y que para llegar a una visión faraónica de las inversiones públicas, con faros y metros, conviene pasarse una parte de la vida coincidiendo con el Che.
O que para abrazarse al método de los repartos de fundas, tarjetas y empleos que fomentan el transfuguismo, previamente deben hacerse varias paradas en unos círculos de estudios a fin de conocer las hazañas heroicas de Ho Chi Minh.
Si el objetivo era diferenciarse luego de él, puede afirmarse que lo han logrado con creces.
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