LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Observadores: Veni, vidi…
Bienvenido cada señor  extranjero que con buenas intenciones, prestigio y ojos 20-20 se aparezca a observar el acto de votar el próximo 16 de mayo. Pero le advertimos que aquello que de impuro pueda tener el proceso, incluyendo desde luego la compra de intenciones, no va a estar, como en vitrina,  esperando las miradas.

¿Cómo descubriría el “Sherlock  Holmes” comicial, recién apeado de un avión, que mucha gente zarandeada  en su pobreza por las dádivas con que les atienden  problemitas primarios va a las urnas prácticamente robotizada por sus “salvadores”?

¿Qué queda de soberana voluntad en un individuo de baja escolaridad y escasa conciencia sobre lo que realmente le conviene si sus ojos y oídos han estado, por meses y meses anteriores, bombardeados por una propaganda que abruma y manipula  aunque carezca de sustancia?

Si los fuertes de dinero este país, que costean en grueso las campañas, no son los dueños del cerebro de ese votante yo me quito el nombre.

Y ya con una nueva identidad me agenciaría credenciales de “Experto en Verificación de Consultas Populares” (EVCP). Aceptaría gustosamente cualquier invitación para acudir a repúblicas de debilidad institucional y embullo electoral que estén sedientas de curiosos calificados, de esos que en un santiamén sacan un sello gomígrafo para dar aprobación sin buscar más allá de las apariencias.

Yo, desde luego, llegaría a cualquier seudo democracia con mi propia sed también: pero de cocteles en el Hilton que me toque, opíparos banquetes, primorosas chicas de escolta e impresionantes show nocturnos pagados por los anfitriones. ¡Señor mío, cuántas cosas de la buena vida  se pierde uno cuando no es observador electoral!

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