LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Pragmatismo S.A. y su red de agentes…
Cualquier personaje que a lo mejor   meta la pata o se vaya de las manos en algún marco estatal o político tendría,  en el estropicio,  una situación a su favor, pues la gravedad de los hechos suele ser medida o subordinada a conveniencias coyunturales o de largo plazo. Luego se  ha de escoger la forma de escurrir el bulto con retardo.

Atropellar reglas o pasar por encima de leyes y principios puede ser el resultado de alguna decisión instantánea de quien  quiso salirse con la suya con sigilo o premura.

Tras el ruido o crítica con fundamento que la infracción provoque en la sociedad, entra a su rol de acción (¿o de inacción?) el ente superior que con zigzagueos (otros escribirían culipandeos)  estaría enormemente atento a los pros y los contras. “¡Profesor, yo sé que eso fue grave pero no conviene airearlo por ahora!”

Puede que ocurra algún terrible  desacierto seguido por múltiples sepelios, pero como lo único que se pudre si no se anda rápido en sepultarlos son los cadáveres, las causas y responsabilidades de la barbaridad serán puestas a esperar hasta el olvido. “¡No me mueva eso profesor: dejemos que el agua se aclare sola al paso de la corriente!”

El pragmatismo concita, promueve y contagia su sentido de la oportunidad y su valoración extrema de las “circunstancias atenuantes” que siempre van  a favor del rey.

“¡Profesor, la justicia no puede andar rápido con eso. Las razones de Estado siempre son las fundamentales!”

Cuentan que ese estilo contemplativo con las hazañas de su gente fue el que hizo fracasar a Luis XVI, en una época  y bajo unas circunstancias en las que ni siquiera las primeras damas se salvaban de la guillotina.

horacio@hoy.com.do

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