El éxito de un gran líder puede que tenga mucho que ver con la blandura de sus procedimientos, y por ello, por más firmeza y definiciones pro activas hacia la sanción y la puesta en orden de algunos aspectos del país que muchos reclaman, el rumbo va a seguir siendo el mismo. Las suavidades, risueñas y acogedoras que facilitan el aterrizaje perfecto de aspirantes advenedizos en predios morados expresan ni más ni menos que un pragmatismo a toda costa y nada tienen de originalidad ni de ingenio. El entren to sin malas palabras.
Excúseme de nuevo, profesor, pero este es un país demasiado caluroso, de humedades desagradables y fastidios. Andaba mal desde mucho antes de que nosotros llegáramos al poder y de una idiosincrasia de cacicazgos que ayuda poco a la gobernabilidad y que hace imposible la perfección. Desde ese punto de vista, un gobierno enconado que se obsesione por la rectitud y que pretendiera dar a cada quien según sus merecimientos chocaría frontalmente con la molicie bribona de media nación. En vez de en gobernar, aunque solo sea a lo que coja mi bon y para salir a camino, todo el tiempo se le iría en maniatar diablillos, a riesgo de que al final no aparezca siquiera quien haga los mandados. Dejemos que todo el que quiera echarse fresco en vez de trabajar, o coger atajos llenos de beneficios personales, lo haga. Esas son libertades que bajo un gobierno nuestro no perecerán y excúseme de nuevo.