LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

El éxito de un gran líder puede que tenga mucho que ver con la “blandura” de sus procedimientos, y por ello, por más firmeza y definiciones “pro activas” hacia la sanción y la puesta en orden de algunos aspectos del país que muchos reclaman, el rumbo va a seguir siendo el mismo. Las suavidades, risueñas y acogedoras  que  facilitan el aterrizaje perfecto de aspirantes advenedizos en predios morados expresan ni más ni menos que un  “pragmatismo a toda costa” y nada tienen de originalidad ni de ingenio. El “entren to”  sin malas palabras.

“Excúseme de nuevo, profesor, pero este es un país demasiado caluroso, de humedades desagradables y fastidios. Andaba mal desde mucho antes de que nosotros llegáramos al poder  y de una idiosincrasia de cacicazgos que ayuda poco a la gobernabilidad y que hace imposible   la perfección. Desde ese punto de vista, un gobierno enconado que se obsesione por la rectitud y que pretendiera dar a cada quien según sus merecimientos chocaría frontalmente con la molicie bribona de media nación. En vez de en  gobernar, aunque solo sea a lo que coja mi bon y  para salir a camino, todo el tiempo se le iría en maniatar diablillos, a riesgo  de que al final no aparezca siquiera quien haga  los mandados. Dejemos que todo el que quiera echarse fresco en vez de trabajar, o coger atajos llenos de beneficios personales, lo haga. Esas son libertades que bajo un gobierno nuestro no  perecerán… y excúseme de nuevo”.

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