LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

¿Dejar que el pueblo decida?
Se habla de “masa de votantes”, pero al fin y al cabo lo que allí aparece es un conjunto atrevido de elementos  humanos. Un ex polizón, tres veces apresado en puertos  del camino al exilio económico, es un sufragante difuso que a lo mejor el 16 de mayo solo está localizable en Mayagüez, tras las rejas y sin un solo papel encima, o en otro lugar imposible  para sufragar:

el estómago de un escualo. También ha de estar empadronada aquella mujer que uno sabe del tiempo que pasa en Milán tanto como en Canoa, por Barahona; tiene dos cartones que atender: el marido de ultramar y el nativo. Adivine usted cerca de cuál de los lechos estará el día de la consulta popular. Lo más probable es que le falten tino e interés por hacerlo, teniendo ya de por sí el gusto dividido. He visto a un banderero  tenaz y motorizado. Aparece en el Registro porque siempre hubo alguien en el pasado que se ocupó de inscribirlo confiando en que votaría por él. Lo complejo es que este activista bebe Brugal si es un cuadro de Amable el o que lo enchincha; y Barceló cuando lo hacen suyos unos entusiastas seguidores del PRD. Lo mejor para la democracia es que este presunto miembro de las bases (?) que se la juega con un devastador sentido ecuménico de la política, el 16 de mayo amanezca muerto de un jumo y que no vote ni contamine a ninguna urna.

Estas, en suma, son veleidades y eventualidades de la gente para las que el marketing político  no debería tener renglón de encasillado. ¡Que no me vengan a decir, con insólita asepsia estadística, que pertenecen a la ringlera de “votantes indecisos”, exigentes y reflexivos que escogen en el último momento, después de una profunda consulta con su conciencia.

horacio@hoy.com.do

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