LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

El tiempo pasa e inevitablemente cada episodio trae su alternativa de turno. Ayer hubo un dilema, mañana habrá otro y luego  sufriremos el regreso de los primeros  o quizás aparezca alguno con maquillaje  de novedad. La misma improductiva disyuntiva de ser o no ser. Hasta hace poco,  la mayoría de los asuntos que se refirieran a la energía tenían que ver con Radhamés Segura. De repente se ha querido demostrar que la moneda tenía otra cara. Puede que algo de lo esencial  haya cambiado pero el asunto es que el sistema se sigue reservando el derecho de azotarnos con apagones, tarifas altas y  con la perenne promesa  de que mañana los tiempos serán mejores.

Aquí los médicos, ingenieros, maestros, abogados y hasta la “Familia Universitaria” viven en unas luchas permanentes por su progreso y bienestar y cada cierto tiempo se dejan situar  en la misma encrucijada: se ofrecen para dirigirlos unos señores colocados  cerca del Gobierno o directamente bajo la sigla del partido oficial. Otros señores, de promesas reivindicativas también, se instalan  a distancia y al compás de un discurso de oposición. Tales sectores profesionales se han quedado en ese bipartidismo que aviva   sus entusiasmos, mas no su suerte. Se resignan al jueguito a pesar de que están en capacidad de mirarse en el espejo del resto del país al que todavía le sigue gustando tragarse el cuento de que habrá solución a los problemas si el voto determina que los políticos que  “están en el banco”  pasan  al solio. En las contiendas se pierde o se gana pero la verdaderamente invencible y provechosa para quienes la sostienen  es la fórmula binaria que propicia el disfrute alternativo de las mieles del poder.

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