LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

De repente las particularidades conductuales de equis individuo salen de la trastienda y cobran importancia para todo el  mundo. Y es que por doquier acecha una cámara-celular, a veces aportada por los propios  protagonistas de las particularidades; y existen además por muchos sitios las  discretas filmadoras de seguridad, más los parlanchines a los que la casualidad convierte en testigos retro de ciertos hechos   que conviene reconstruir.

Ahí está, señores, la arqueología instantánea de la modernidad que conduce con rapidez al pasado reciente. Los artilugios de la vida expreso que muchos quieren llevar traicionan a sus usuarios volviendo públicas sus privacidades. En el inventario de indicios o pruebas de  diversos expedientes aparecerían los contenidos de numerosas  llamadas telefónicas de personas que creyeron que el viento se lleva  a las palabras que  se dicen por los aparatos móviles. Resaltemos  además  los actos  sexuales que al momento de ser vividos por  concupiscentes  no está previsto ni remotamente que saldrían a la luz para alimentar  el morbo del público  gracias a la extendida  afición  por los vídeos de alcoba.

Tiger Woods dio su propia versión sobre los problemas que en  una madrugada vivió con su esposa y con un hidrante del frente de  su mansión, pero el sistema que en  su zona residencial registra todo lo que pasa, más lo que atestiguó una vecina fisgona, pintaron las cosas de otra forma y desataron un intruso interés sobre las infidelidades del rey del golf. Ya no es necesario que el mundo sea pequeño para que muchos  incidentes lleguen a conocerse. Es cierto, no obstante, que algunos  señores son los primeros en enterarse, como es el caso del senador Wilton Guerrero que  suele soltar revelaciones de tumba y espanta que luego los hechos confirman, como si  dispusiera de especiales  accesos a una maquinaria internacional contra las drogas.

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