LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

A veces la vida le exige a Zulú más de lo que este inefable jornalero de vecindarios puede dar, ocasiones que aprovecha para “reorganizaciones” presupuestarias. Me ha dado seguridades de que a los muchachos que deja en su casa nunca les faltan las jarras de chocolate de comienzo del día; pero tengo claro que la baja de ingresos que a todos nos llega reduce el uso de la leche en la preparación de tales  desayunos. “El agua es vida” alegará Zulú resignado.

En tiempos mejores, la prole del jornalero tiene acceso a veladas dominicales de pizza y refrescos. Pero después que la crisis arreció le he escuchado volcarse en elogios para los parques La Canquiña que le quedan cerca y para unas curiosas empanadas de 30 pesos que no me atrevería a comer.

Zulú es un éxito  en relaciones sociales. Siempre consigue hacerse un huequito en los corazones de las muchachas del servicio en las casas que le encargan tareas de jardinería, un encariñamiento del que pueden derivarse beneficios que tienen que ver con  las cosas que preparan en  las cocinas. Nada tendría de raro que el susodicho jornalero  fuera espléndido con ellas. Antes compraba en puestos callejeros uvas y manzanas para halagarlas. Pero la que recién pasó fue una Navidad de guineos, mandarinas y miniaturas de piña que salen baratas.

Nelsonmarrero@hoy.com.do

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