La columna de Horacio
Algo más que calladito

<STRONG>La columna de Horacio</STRONG><BR>Algo más que calladito

Zulú, el jornalero que acostumbramos a contratar en el barrio para tareas de podas y desyerbos, es un curioso, pero también ambiguo, miembro de la llamada Masa Silente. Favor de no confundir con los calladitos de Eduardo Estrella.

No hará mucho, después de llamarle como cinco veces, llegó hasta mí para buscarle solución a un problema de su especialidad.

Traía la testa cubierta con una cachucha colorada y mientras se acercaba supuse que me daría, al menos, alguna señal de que se identificaba con Amable Aristy Castro…

Pero en vez de eso se manifestó algo inconforme porque lo que había conseguido, metálicamente, en un reparto de campaña, no le resultó suficiente para los costosos antibióticos que en su casa necesitaban.

Dos días después Zulú, que usualmente es reservado en cosas de política, me habló con cierto entusiasmo sobre Miguel Vargas Maldonado.

En ese momento estaba recortando los pinitos de un vecino, buscando siempre la forma de hacerlo a la sombra misma de las coníferas, eludiendo con paciencia y marrulla los candentes rayos del sol.

Por lo que pude averiguar, el pintoresco desyerbador no había sido específicamente obsequiado por el Perredeísmo como para moverlo a dar gran valor a su candidato.

Lo que ocurría es que Zulú asume posiciones de mucha «solidaridad» y cortesía cuando cultiva relaciones con el sexo opuesto, lo que puede incluir visitas a las pretendidas en sus propios hábitats de la vecindad (léase cuartos del servicio).

Y aunque él es un tipo que prefiere callar a definirse, ayer, al caer la tarde, se despidió de mí dejando caer unos pícaros comentarios de elogio para la nueva doméstica de la familia Pérez. Se refería, en efecto, a una risueña y bien dotada trigüeña que evidentemente había despertado todo su interés y que entre otras confesiones le había soltado al desyerbador la de que «¡el mío es el blanco!», un color que de repente cobró considerable importancia  para él, no tanto por lo que podría representarle   el candidato sino una de sus seguidoras.

Por el momento, el conspicuo jornalero ha dejado de pertenecer a la nutrida población de los votantes indecisos.

horacio@hoy.com.do

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