Préstame atención mamá:
Acepto como bueno y válido que la barriga de Petra la vecina fue obra mía. Con el bebé anterior me fue mejor, que digamos, pues todo el mundo se encontró que se parecía a Julio aunque también era mío, parentesco que acepté. Pero yo quisiera que antes de pedirme más dinero de la cuenta la gente de por allá mirara bien lo que está pasando aquí.
El miércoles último mi jefe me ordenó que no volviera hasta el lunes porque no habría más cajas que tirar, lo que quiso decir que apenas cobraría media semana; además estoy en graves apuros con la cuenta rezagada del gas de calefacción que en el invierno pasado consumimos demasiado. ¿Y qué crees que está pasando en esta casa del Bronx que no se parezca mucho a las cosas de allá? Melania sufre unos dolores de cadera y lleva más de un mes que no va a limpiar los dos apartamentos que tiene a su cargo y por tanto sus entradas dieron un bajón, con el agravante de que ahora lo que es comprar leche, pan y carne vale casi el doble que en el verano pasado.
Y como yo quiero tanto a Celenia, la menor de la familia, jamás dejamos de meterle la mano porque los cupones no alcanzan y el marido es un vago.
Debo anunciarte que voy a taxiar de noche a ver si nos aliviamos, aunque en los últimos días los asaltantes han vuelto al ataque contra los que ustedes llaman obreros del volante. Tengo algo de fe, pero no quiero presión.
La recesión va para largo, y de todos modos voy a echar el pleito aquí. Y allá, ustedes ocúpense de soportar a Leonel y a su costosísima coalición.
Felicítense si al final, el Fisco alcanza para tanto.
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