LA COLUMNA DE HORACIO
El proceso de extinción  del poder adquisitivo

<STRONG>LA COLUMNA DE HORACIO<BR></STRONG>El proceso de extinción  del poder adquisitivo

El dinero no pierde valor drásticamente. Las devaluaciones que lo pulverizan a veces son hasta sutiles. He visto cartas que llegan en sobres inofensivos con las cuales mis amigos adquirientes de apartamentos han sabido que para el mes siguiente la cuota en pesos tendrá que ser mayor.

¿Qué ocurre con personas que usan el transporte público? Que añoran los tiempos en que el salario les  alcanzaba para llegar hasta La Feria. Ganan lo  mismo pero ya  sus posibilidades  no pasan de la avenida Máximo Gómez y al desmontarse  tienen que quitarse de encima a una de las dos señoras que entraron cuando ya el minibús estaba repleto. Entonces la que comienza  a empequeñecer es la liquidez que se lleve  para el almuerzo, el que siempre tiene tela por dónde cortar. Todo indica que el pan con margarina será un “lunch” muy popular.

Hay crisis personales en las que la devaluación afecta la posesión de vehículos.  Cualquier  señor que perciba ingresos que se congelaron en los cien mil pesos al mes desde hace años  coloca  hoy  en su billetera la misma cantidad de papeletas que en el pasado pero ya su auto no será de último modelo. En vista de la vanidad y de la “autoestima”, a ese caballero le avergonzaría pasar de golpe y porrazo de un carro de clase a uno utilitario. Pero hay formas elegantes de bajar de categoría.

Un almacenista que todavía transita en la  Murano de sus glorias pasadas  ha visto caer  sus ventas  pronunciadamente. El sábado me preguntó, con cierta carga emotiva, si me había enterado de la próxima llegada al país de una nueva línea de yipetas “baratísimas” fabricadas en la China o en la India, no recordaba bien. Para los fines de una baja en calidad, daría lo mismo un país que otro.

horacio@hoy.com.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas