LA COLUMNA DE HORACIO
La heroicidad de las ponedoras

<STRONG>LA COLUMNA DE HORACIO<BR></STRONG>La heroicidad de las ponedoras

Las  gallinas ponedoras pagan  con creces el derecho a seguir vivas, dando cotidianamente  algo  que sale de sus entrañas a través de  un estrecho  conducto de su cuerpo. Las que por ese trance pasan fueron tomadas en cuenta por  un Presidente que oportunamente  destacó  la sensible dificultad estructural dictada por  la naturaleza.

Con el excelente humor que lo caracteriza, Hipólito Mejía dijo, más o menos, que el huevo  es algo que debía pagarse bien, tomando en cuenta las duras dificultades de tránsito que se producen desde el interior de las aves al exterior.

Su ausencia  del poder es sensible frente a la ingratitud haitiana que  cerró  la frontera a productos avícolas.

Habría que suponer, sin embargo,  que posee capacidad de convencimiento  aunque no lograra aprobación popular  para reelegirse en el 2004. En beneficio de todos, bien podría este político en receso ir  de prédica por Haití a convencer  de que una industria de  alimentos  que  tan exitosamente aprovecha la capacidad de ensanchamiento de que vienen dotadas las gallinas, debajo del celebrado pichirrí, merece  respeto, consideración y recompensas. Pero en lo que el hacha va y viene, es hora también de diversificar el consumo de una fuente de proteína tan ventajosa como el huevo. Incluso existe la posibilidad de que los haitianos, sin darse cuenta, estén consumiendo  más huevos dominicanos de lo que puedan darse cuenta, pues se trata de ingrediente importante  de muchas golosinas que también se exportan hacia el vecino país. Panes, galletas y diversas pastas, probablemente incluyen en su confección local, y  en diversos grados, los incriminados huevos dominicanos y lo que ellos tengan de perjudicial cuando viajan con todo y cascarón debe aparecer en sub-productos.


horacio@hoy.com.do

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