El mapa delictivo existe, lo ha dicho la Policía que se maneja con gráficos que indican las altas y bajas, las concentraciones, dispersiones y especialidades de cacos, rufianes, zares y mini-zares del mundo en conflicto con la ley.
Valdría la pena averiguar, con esa distribución del mal a la vista, en qué lugar del territorio nacional la posibilidad de sufrir un atraco es solo1%. Probablemente en el Pico Duarte si el invierno es crudo y el ambiente es igual de inhóspito para mansos y cimarrones.
Imaginamos que la zonificación de lo delictuoso incluye la marcada inclinación de criollos a adulterar documentos, por lo que innumerables flechitas que proceden de todas partes indicarían en el mapa que el destino preferido de esa impresionante habilidad artesanal son consulados de América y Europa en vista de que todavía no hay fuentes de trabajo en Marte ni en Júpiter.
¿Cuáles informaciones contiene ese plano de gráficos respecto del comportamiento anti social de quienes ruedan tanto en autos como en motocicletas? No son pocos los bandoleros sin fronteras urbanas con toda la ciudad a su disposición. De hecho se registran acciones de malhechores que asaltan transeúntes en la avenida San Martín para de inmediato hacer lo mismo en algún negocio de Ciudad Nueva y luego escoger un desierto lugar de la zona de Los Tres Ojos para el intercambio final de los disparos, un trágico episodio que solo se evita cuando son los propios civiles que los linchan.
Por demás, estamos casi seguro de que en la geografía de lo que debe reprimirse no aparecen los malos actos de cuello blanco. Los cartógrafos policiales son muy competentes pero evitan rascarse en jabilla.