LA COLUMNA DE HORACIO
Protección emocional en tiempos difíciles

<STRONG>LA COLUMNA DE HORACIO<BR></STRONG>Protección emocional en tiempos difíciles

Los T bone y el jugoso sirloin que preferí dejar en su frío hábitat del autoservicio hubieran significado cenas y almuerzos a “cuerpo de rey” en el fin de semana, pero había motivos atendibles para esa decisión. Lo primero es que tenía que salir del supermercado con algo de dinero en los bolsillos; y lo segundo es lo que siempre he sabido: carne y colesterol es lo mismo. Los triglicéridos  suben inevitablemente y al sistema digestivo le convienen más los vegetales. A veces poca  liquidez significa salud, siempre que no se sustituya lo exquisito con hígado de res y salchichas que llegan a “especiales”  por “antigüedad en el servicio” en ambientes bajo cero.

En mes y medio vi caer ambiciosos  planes en mi entorno. Un  subión de la gasolina causó  shock a tres amigos que se proponían viajar  a Macao en romería de autos de motores voraces. Pero trocaron su sueño por un gazebo del Mirador. Sin olas ni  dulces brisas del Este. Sin opíparos  bufés ni regias veladas nocturnas. Se diría que Dios les dio un limón e hicieron una limonada. Aunque  algún miembro del grupo llegó a decir que allá en la playa  que pretendían no les hubiera ido también como aquí en el gratificante aire libre gratis.

Pero el plan de Cosette, una madre soltera, era fenomenal también e incluía a un boricua  supuesto inversionista  que se enamoró del país al mismo tiempo que de ella, pero por pura correspondencia. Vino y algo no le gustó de sus novísimos amores. Tras el primer contacto volvió al  hotel  y de ahí a Caguas. Pero como todo tiene solución, su  “primo” Gallardo vino en auxilio de Cosette con Mac Albert y cervecitas nuevas y baratas. A la sombra del flamboyán de la parte atrás la crisis del desplante se hizo más llevadero.

horacio@hoy.com.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas