LA COLUMNA DE HORACIO
Tranvía, Metro y una roca asesina que nadie quitó

<STRONG>LA COLUMNA DE HORACIO<BR></STRONG>Tranvía, Metro y una roca asesina que nadie quitó

Lo cierto es que la modernización de República Dominicana es comparable a un veloz  tren que deja a mucha gente con la cara larga y los pesares gruesos. Es este un escenario de opereta  muy poblado de secretarios y subsecretarios de Estado, asesores y ayudantes del Poder Ejecutivo, vicecónsules y generales en un número que supera a todos los de la OTAN.

Se necesitó de una tragedia en Guachupita, donde perdieron la vida seis hermanitos y dos señoras para comprender la terrible falta que aquí hacen lo primario y lo esencial, pues dos operarios con una grúa hubieran desactivado a tiempo la piedra mortal de un desplome anunciado. Para esos detallitos, sin valor aparente, pero que salvarían gente y preservarían calidad de vida  en diversos ámbitos, la autoridad diligente tarda mucho en llegar o deja a los infelices esperando.

Por eso es que en este país de nada vale ser cabo, un rango deshonrable cuando se mete la pata; ni pasajero de sistemas colectivos que servirían para viajar sin quitar el hambre; ni empleado bancario que deba ir a la cárcel aunque padezca cáncer; ni simple oficinista de Medio Ambiente sin la posibilidad de quedarse de malcriado en su casa en vez de ir a trabajar. Lo  provechoso  y atractivo  en esta sociedad es el Vagón de Primera Clase de la burocracia  cuyos  viajeros disponen de excelentes  automóviles, despachos y residencias.

Si bien es cierto que  se trata de un “carruaje” social espacioso, pues caben crecidas élites de todos los poderes, incluyendo el militar y el electoral, la incontenible fecundidad de los vientres de la pobreza y la estancada clase media  garantizan que seguirá siendo inmenso el sector ciudadano que queda fuera.

horacio@hoy.com.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas