LA COLUMNA DE HORACIO
Un mundo de esperanzas verdes
y jumentos que las devoran

<P><STRONG>LA COLUMNA DE HORACIO<BR></STRONG>Un mundo de esperanzas verdes<BR>y jumentos que las devoran</P>

Arriesgadamente, individuos de vida ordinaria  se atreven a llegar a veces a unos niveles de usos y disfrutes que luego los signos monetarios que van a sus arcas no alcanzan para solventar.

Así ocurrió hace poco en Estados Unidos a millones de adquirientes de inmuebles, con desastrosas consecuencias para el sistema financiero.

La suma de muchos actos particulares, simples torpezas o caprichos humanos, de esos que uno a veces siente que ocurren en sus cercanías, pueden, como en el “Efecto mariposa”, representar el comienzo de una debacle económica.

Dejemos ya de ver como una tontería el que “Emenegildo de las Cuencas” (el vecino en el que  usted probablemente  nunca reparaba) pasó a habitar un palacete cuando apenas tenía tres meses de haber caído en la gracia del Partido.

Artera, la fiebre del consumo a veces se les pega a los desprevenidos  hasta por televisión, sin que  tenga explicación el porqué se vuelven fanáticos del Toyota del año si sus afectos por las máquinas nunca habían pasado de los modelos del 95, que era para los que sus bolsillos daban.

La prensa escrita contiene, en páginas oscuras, unas galerías de sueños destrozados que informan de la ejecución de embargos y de puestas en subasta de bienes quitados a dueños ilusos.

La pretensión de poseer una finca de recreo “con todos los power”, a 20 kilómetros de la ciudad, pero dejando en la ciudad a los  implacables acreedores de siempre, hundiría al Titanic,  y con más razón  a aquel señor que de repente, y con poco fundamento, creyó que “a partir de ahora es que yo voy a ganar papeletas”.

horacio@hoy.com.do

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