¿La comedia como trampa eterna del llamado cine nacional?

 ¿La comedia como trampa eterna del llamado cine nacional?

POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
1/¿LA COMEDIA EN EL CINE COMO UN MODELO POSIBLE E INFINITO ?…
Lo primero sería buscar un punto de partida como historia con un guión concebido como libros de historia, es decir historia tal o historia uno etc.

Que permita niveles de coherencia o hilvane situaciones, en otras palabras: buscar un estilo de hechura de guión más simple, menos complicado, más tratamientos, para hacer lograr al final resultado de una acción manejable.

No insistiré en los elementos básicos que una comedia debe reunir, porque entonces habría que volver al brillante de Aristófanes, uno de los grandes cultores de la comedia griega, o mucho antes. Como no se trata de buscar más allá del 570 A.C, cuando Susarion, entonces debemos atenernos a Aristóteles, para quien la comedia en la antiguedad viajaría de Sicilia a Atenas, siendo sus primeros cultores Formis y Epicarnio.

Así las cosas, la forma más antigua contenida en la comedia es la parodia, de nuevo es ineludible la referencia a Aristófanes, para quien la parodía era consustancial con sus comedias.

La referencia es justa si recordamos que en obras tales como «Las Avispas» «Las Aves» y «Lisistrata», Aristófanes enseña que la comedia quiebra solemenidades, cuestiona orden divino y asume la responsabilidad de tomar elementos cotidianos de su tiempo para emplearlos como materia prima de sus comedias, que no fueron nunca complacientes ni con los dioses griegos, fue el caso de la comedia «Paz».

Demás estarías recordar, para terminar estos ejemplos, que este autor o comediógrafo griego, fue tan versátil que llegó a burlarse del gran trágico griego, que fuera Eurípides…

La noción de comedia universal, cuenta con las complicidades de un conocimiento previo de las situaciones abordadas, como guía al espectador.

En otras palabras, toda comedia parte de una complicidad en la proposición que hace, porque es el modo más sutil e inteligente de colocar al espectador en su terreno, en el cine hay formas para manejar esta complicidad primera y luego hacer que el desarrollo de la película lleve a los espectadores hacia el objetivo esencial: divertir, hacer reir, crear situaciones de hilaridad.

La comedia teatral tiene como soporte la corporalidad, el gesto y el gran truco del lenguaje, en el cine la comedia se nutre del silencio cuando así lo desea, porque tiene en su favor la imagen, como un elemento de lenguaje esencial, básico, que bien empleado puede producir comicidad a borbotones…

En la historia del cine mudo, franceses y norteamericanos dieron lecciones de hilaridad con inteligencia, me refiero a esa generación cuyo ícono es Charles Chaplin, que tendría en ese mismo grupo a gente como Harold Lloyd, Harry Langdon, Buster Keaton ( cuando la poética del acróbata toma rostro de arlequín viviente y vuela por los aires) sin ser directamente del burlesque, los Hermanos Marx, entre otros. En Francia estaría Max Linder, el propio George Meliés, los Hermanos Lumiére, quienes con el Regador Regado (1896) filmarían la primera comedia de la historia del cine.

De lo que se trata aquí es de establecer, que no se puede hacer comedia sin un principio de lenguaje capaz de involucrar a todo el mundo: la broma privada, el chiste reconvertido en acción dramática sin referentes, no tiene comicidad alguna.

El ejercicio de la comedia fílmica implica un conocimiento mínimo de los secretos de este género, amerita un estudio de quienes en el cine han dominado el género con esmero y gusto: directores naturalizados norteamericanos luego, como es el caso de Billy Wilder, Eric Von Stroheim, Frank Capra, esos del lado anglosajón, del lado latino, venidos la tradición de buffa y toda la rica tradición teatral del teatra latino.

Los italianos, que han aportado al cine con sus comedias momentos claves, importantes.

Desde De Sicca hasta Roberto Begnini, cruzando por Federico Fellini, Ettore Scola, Mario Monicelli, Alberto Lattuadda, entre otros, han manejado el género de la comedia en el marco de una influencia y una tradición, reflejando parte de la idiosincracia esencial de sus conciudadanos: las comedias italianas fílmicas tienen un sabor a crítica buffa propia, que al mismo tiempo que nos muestra sus elementos de poética del absurdo, al mismo tiempo, retrata también las claves de un pueblo cuya imaginación cómica le permite, a veces, reirse de si mismo: el más alto gesto de comicidad que un grupo social o pueblo, puede hacer sobre su propia realidad.

La comedia en el cine italiano ha sido vista por todos y aunque en estos tiempos una vez más se convierte en un género cultivado mas por los viejos o veteranos cineastas italianos, nadie pondría en dudas que ese género hizo del cine italiano en más de tres década (40, 50, 60 y final de la 70) un cine que tenía un sello especial, llegó incluso a crear actores especializados en la comedia : Vittorio Gassman, Claudia Cardinale, Nino Manfredi, Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Alberto Sordi, entre otros.

El éxito de las comedias italianas estaban basadas en un conocimiento de su pueblo muy especial de parte de los guionistas de estas películas, en la elección de una temática de lo cotidiano, esa percepción permitía un traslado de ese humor de origen popular a las pantallas, esto está fuera de toda discusión, no quisiera olvidar que el cine italiano en el clave de comedia, ha logrado satirizar tanto la política como a la iglesia católica, recuérdese Boccacio 7O, ( 1962), un film colectivo que reunió a grandes directores italianos y que mostró la significación de la comedia como género en el cine italiano…

2/¿COMEDIA A LA  DOMINICANA, INFINITA, EN EL LLAMADO CINE NACIONAL MONOGENÉRICO?..
Lo que quiero significar es que hay muchos modelos y estilos de abordar la comedia, el cine en su vasta memoria los tiene.

El llamado cine Dominicano, de seguir como va, terminará vaciándole a la comedia el potencial real que esta puede tener, como expresión nacional, porque la comedia nos contiene en nuestra propia idiosincracia, que el Teatro primero y el Cine luego, no hayan podido reflejar eso que somos en este género, esa es otra historia.

¿ Se puede aprender de los errores ?…

Creo que sí, eso siempre es posible, pero en el caso de cine, que tiene ver con mercado y preferencias, también existe el riesgo de que el público confundido se aburra y niegue espacio en el mercado a las películas nacionales.

El uso y abuso cuando la comedia se convierte en caricatura de si misma, ni los que están llamados a reconocerse en ella, se podrán reconocer.

Entonces se hablará de crisis de público y mercado, pero las razones están a la vista.

El accionar de la vida cotidiana dominicana, que rosa al surrealismo, tiene en su interior una gran carga de humor y comicididad, la propia clase política, según sus intereses, ha sabido reconocer que la razón intrínseca , a veces, del aguante del dominicano en materia de sistemas políticos, tiene que ver con su resignación vinculada a esa mirada del lado cómico o tragicómico de las cosas, de lo que se trata es que buenos guionistas puedan captar y plasmar en la pantalla. Pese a todos nuestros avatares políticos de los últimos años, todavía la idiosincracia dominicana conserva cierta ingenuidad, que al parecer es innata del temperamento nacional, en esos mundos de la vida cotidiana está la comedia dominicana, a diario, será cuestión de mejor observar y mucho mejor plasmar.

Sin embargo, debe recordarse también que no solo de comedia vive un cine nacional, y creo que es hora de que quienes tienen la brillante tarea de hacer ese cine, miren hacia otros horizontes, sin miedo: porque la reciente historia política dominicana, tiene muchos elementos que son aptos para ser tratados y llevados al cine.

A veces, se pudiera pensar que estas temáticas repetitivas son formas de evasión de otras realidades, que aún esperan ser narradas en la pantalla, esperan en la agenda de un cine llamado nacional que tiene el ejemplo de la diversidad en otras cinematografías de nuestro continente latinoamericano, pruebas al canto: Venezuela, Brasil, Chile y México, para solo citar estas tres importantes naciones, cuyos cines nacionales son atractivos, justamente por su diversidad y seriedad al abordar las temáticas elegidas, no importa el género.

Vale esta reflexión, para que el panorama futuro del llamado cine nacional sea menos oscuro. (Cfe)

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