La comida y las sorpresas

La comida y las sorpresas

Eusebio Rivera Almodóvar

Las llamadas “visitas sorpresas” realizadas por el Presidente de la República tienen debilidades estratégicas y aspectos criticables, como aquellos de que lo que reparte el gobernante no es de su propio bolsillo, sino del presupuesto nacional, mientras minimiza la capacidad ejecutora de sus ministros, pero es difícil negarles el éxito promocional para la figura del Presidente y beneficios tangibles a la mayoría de las comunidades visitadas.
Los transportistas sindicalizados, en especial el gremio encabezado por el exdiputado Juan Hubieres, han puesto de moda los “paros sorpresas” en el transporte de carga y pasajeros, cuyos efectos son contundentes porque numerosos obreros y empleados son atrapados y faltan sin programación a sus lugares de trabajo y dejan esperando a sus patronos; pero hay una gran parte de ellos que van a “buscarse la comida del día” para ellos y sus familiares y no les importa ni razonan sobre los precios del combustible porque, en ese momento, lo único que cuenta es que un sindicato les impidió ganarse el pan de ese día y se indignan con él o los transportistas que juegan con su comida, y lo impactante es que el mismo sindicalista Hubieres, pasadas pocas horas de haber provocado un caos con un paro sorpresa, tuvo el coraje de anunciar su deseo de ser presidente del país, regalándole al Presidente Medina la oportunidad de ser reconocido como “benefactor de las sorpresas buenas” y él como un desafortunado y decepcionante imitador.
Se ha dicho que mucha gente ignorante del pueblo “piensa con el estómago”, pero no es menos cierto que el ciudadano común jamás votaría por alguien que juega con su comida.

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