Recientemente, el presidente Luis Abinader formó una comisión para reforzar y estabilizar la producción de plátanos compuesta por varios ministros y directores, algunos con poco conocimiento de este cultivo, atreviéndome a afirmar que su alimentación es “conflé”, nada que ver con el sabroso mangú, lo que nos indica que esta comisión perderá un tiempo precioso para explicarle a estos comisionados qué es un plátano y cómo se produce.
Aplaudo la preocupación del presidente Abinader por la seguridad alimentaria del país, principalmente con el apoyo permanente que ha dado al sector agropecuario para aumentar la producción, especialmente la tasa cero, que muchos beneficios y dinamismo ha dado al sector, sin mencionar otros subsidios importantes a los pollos, huevos, arroz y muchos otros rubros.
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La situación del plátano, al igual que la del pollo, el arroz y las habichuelas, son cultivos políticos o contaminados por la política. En la producción agropecuaria siempre habrá altas y bajas debido a varios factores, como el comportamiento climático, plagas, enfermedades, etc.…
Hoy en día la situación del plátano no es producción, sino comercialización, ya que en el campo su precio es de cinco pesos la unidad, afirmado y confirmado por este productor de plátanos, agrónomo y exfuncionario agropecuario y, por esos precios actuales hay supermercados que regalan tres unidades de plátanos al que compra un salami.
Si queremos producir más, la solución es sencilla, y está en el ámbito del Ministerio de Agricultura, que tiene la logística, los técnicos y el conocimiento para preparar un paquete que incluya cantidad de tareas a producir, poner en ejecución un plan para preparar de manera gratuita la tierra seleccionada, instalar más laboratorios para la producción de plantas y proporcionárselas sin costo a los productores. Además, tenemos el Bagrícola, con el dinero en caja para prestar a tasa cero y otorgar garantía de precios a los agricultores, según costo de producción. Así tendremos plátanos en abundancia y a bajos precios para satisfacer el consumo interno y hasta para la exportación.