La competencia de divisas que todos tratan de perder

La competencia de divisas que todos tratan de perder

P. Garnham en Londres, C. Oliver en Seúl y L. Whipp en Tokio
A pesar de todas las conversaciones sobre las guerras de divisas globales en las últimas semanas, los bancos centrales han tenido poco éxito en tomar el control de sus crecientes divisas contra el decadente dólar.

El  valor que se le ha dado al tema en los mercados de divisas queda como una de las debilidades del dólar, mientras los inversionistas esperan la extensión del programa de alivio cuantitativo de la Reserva Federal en su reunión de política el mes próximo.

La fluctuación más baja del dólar ha disminuido por más de un 6% desde inicios de septiembre sobre bases sopesadas internacionalmente y ha provocado que los bancos centrales de los mercados emergentes a lo largo de Asia intervengan más agresivamente para detener los incrementos en sus divisas y poder proteger a los exportadores.

Entre el 27 de septiembre y el 11 de octubre, los bancos centrales de Corea del Sur, Malasia, Indonesia, Tailandia y Taiwán, compraron colectivamente US$29.74 millardos, de acuerdo a los estimados de IFR Markets.

Simon Derrick, del Bank of New York Mellon, estima que la escala de intervención de estos bancos centrales implica que ellos han acumulado reservas de cambio extranjero entre dos y seis veces las tasas normales en las semanas recientes.

Pero a pesar de esto, el won de Corea del Sur ha subido por un 5.7 por ciento contra el dólar desde inicios de septiembre, mientras el ringgit malasio subió un 1.3 por ciento y el Thai baht 4.3 por ciento. Mientras tanto, China ha permitido que el renminbi aumente por un 2 por ciento contra el dólar desde el mes pasado.

La debilidad del dólar también provocó que el Banco de Japón (BoJ), por sus siglas en inglés) interviniera para limitar los incrementos en el yen por primera vez desde el 2004.

Pero, a pesar de una caída inicial en el yen cuando Tokío intervino el 15 de septiembre, la divisa japonesa ha continuado su aumento contra el dólar, contabilizando esta semana un alza de 15 años de Y81.36.

Muchos han creído que el nivel de Y83 era un límite para las autoridades japonesas, desde que esto implicó que la interrupción de este nivel pareció provocar la intervención el mes pasado. Pero Tokío hasta el momento había fracasado en intervenir nuevamente a mediados de septiembre, buscando distinguirse de otros países en Asia.

Yoshihiko Noda, ministro financiero japonés, a pesar de emitir un alerta de que Tokío estaba preparado para tomar una “acción audaz” en los mercados de divisas, instó a que Japón no estaba disminuyendo la agresiva ruta de intervención sostenida para ganar un límite competitivo.

Hasta el momento, Japón ha gastado US$25 millardos en un intento por debilitar el yen. En contraste, los ocho tenedores de reservas de cambio extranjero de Asia, excluyendo a China, han amasado alrededor de US$400 millardos de reservas de actividad en los mercados de divisas para contener la fortaleza en sus divisas desde el verano de 2007. Las reservas de China, mientras tanto, se han incrementado por encima de $1,000 millardos.

Dado el enfoque más cauteloso de Japón para la intervención, Derek Halpenny, del Banco de Tokio-Mitsubishi UFJ, dice que las proyecciones para una caída del dólar contra el yen al bajo registro de Y79.95 al que llegó en abril en 1995 ha incrementado marcadamente.

Los analistas alertan que la falla de Tokío en dar seguimiento a su tendencia de septiembre podría dejar a su intervención un fracaso costoso, muy parecido a la acción del Banco Nacional Suizo (SNB, por sus siglas en inglés) para detener el aumento del franco contra el euro en el 2009 y la primera mitad del 2010.

 Aunque inicialmente exitoso, el SNB abandonó su intervención y anotó una pérdida de SFr14.3 millardos mientras trataba de luchar contra el decadente euro.

Ulrich Leuchtmann, del Commerzbank, dice que por no haber trazado un límite para la debilidad del dólar contra el yen, los mercados observarán esto como señal de que Tokío continuará interviniendo a niveles cada vez más bajos respecto del dólar/yen.

 “Cada pérdida para el BoJ es un ingreso para alguien más en los mercados de divisas extranjeras”,  dijo.

“Mientras más el BoJ genere este tipo de ingresos para aquellos que apuestan en contra de este, más atractiva se vuelve su estrategia para todos los especuladores. En un ambiente de debilidad general del dólar, no estaríamos sorprendidos de ver muy pronto niveles por debajo de Y80 en el dólar/yen”,  dijo.

Los analistas también esperan debilidad adicional en el dólar contra el euro, lo cual no es en pequeña proporción debido a las acciones de los bancos centrales de los mercados emergentes.

Aunque el euro se ha beneficiado de la proyección que el Banco Central Europeo (BCE) a diferencia de otros bancos centrales mayores, no tiene que ver con responsabilizarse del alivio cuantitativo, los analistas dicen que comprar de los directores de reservas de un banco central, principalmente en Asia, ha sido la principal fuerza conductora detrás del aumento de la divisa única.

Verdaderamente, el euro ha subido por encima de un 9% contra el dólar la semana pasada, llegando a un alza de ocho meses de hasta US$1.40.

Simon Derrick, del Bank of New York Mellon, dice que desde que los bancos centrales de los mercados emergentes han estado interviniendo a una escala significativamente más grande en las últimas semanas, ellos han tenido la creciente necesidad de diversificar sus reservas de cambio extranjero lejos del dólar con el fin de mantener el balance de sus reservas.

Automáticamente, esto ha propulsado a la divisa única. “El euro es la única alternativa real para el dólar como una divisa de reserva. Mientras los bancos centrales de los mercados emergentes se mantengan interviniendo para contener la fortaleza de sus divisas sobre el dólar, el euro seguirá aumentando”, expresa Derrick. 

Por qué América está en vías de ganar la batalla global de divisas

Las divisas dominaron las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional de este año. Más precisamente, dos divisas lo hicieron: el dólar y el renminbi, el primero debido a que fue considerado muy débil y el último porque fue considerado inflexible. Pero detrás de las disputas radica un enorme desafío: ¿cómo es mejor manejar el ajuste económico global?

En su prólogo para la nueva Perspectiva Económica Mundial, Olivier Blanchard, el canciller económico del FMI, establece: “Lograr una fuerte, balanceada y sostenida recuperación mundial’, sólo por citar el objetivo fijado en Pittsburg por el G20, nunca iba a ser fácil. Esto requiere dos fundamentales y difíciles actos de reequilibrio económico”.

Lo primero es el reequilibrio interno, el retorno a la dependencia de la demanda privada en los países avanzados y la reducción de los déficits fiscales que se abrieron en la crisis. Lo segundo es el reequilibrio externo, una mayor dependencia de las exportaciones netas por parte de E.U. y algunos otros países avanzados y la demanda local para algunos de los países emergentes, notablemente China. Desafortunadamente, concluye el profesor Blanchard, “estos dos actos de reequilibrio están teniendo lugar muy despacio”. Podemos considerar este reequilibrio en dos dimensiones. Primero, el antiguo alto gasto y el alto déficit de los países avanzados necesitan desapalancar sus sectores privados en la jornada que Mohamed El-Erian de Pimco, la compañía de inversión, llamó “la nueva norma”, en su lectura de Per Jacobsson. Segundo, las tasas de cambio reales de las economías con fuertes posiciones externas, fuertes oportunidades de inversión, o ambas, necesitan apreciarse, mientras la expansión de la demanda local supera la consiguiente resistencia de las exportaciones netas.

La agresiva política monetaria para los países avanzados que emiten reservas, particularmente E.U, es un elemento en ambos procesos. Las lágrimas del dólar que ahora se escuchan alrededor del mundo, mientras los mercados presionan las divisas hacia arriba en contra del dólar, en parte reflejan el desigual impacto de la política de EU. Todavía más, reflejan la persistente incapacidad de aceptar los cambios necesitados con cada receptor de capital tratando de desviar el ajuste no deseado en otras partes.

Para ponerlo crudamente, Estados Unidos quiere inflar el resto del mundo, mientras el mundo está tratando de deflacionar a EU, que debe ganar, por el hecho de que tiene provisiones infinitas: no hay límite para los dólares que la Reserva Federal puede crear. Lo que necesita discutirse son los términos de la sumisión del mundo: los cambios necesitados en las tasas de cambio nominales y políticas locales alrededor del mundo. Si desea entender cuán agresiva puede volverse la política de E.U., lea el discurso reciente de William Dudley, presidente de la Reserva Federal del Banco de New York. Él denota que “en los trimestres recientes el ritmo de crecimiento ha sido decepcionante aún en lo relativo a nuestras modestas expectativas al inicio del año”. En particular, detrás de esto radica el despalancamiento por parte de las familias de E.U. Entonces, ¿qué puede hacer la política monetaria sobre esto? Su respuesta es que “tasas de interés muy bajas pueden ayudar a suavizar el proceso de ajuste apoyando las valoraciones de activos.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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