La comunicación del PRD

La comunicación del PRD

JOSÉ MANUEL GUZMÁN IBARRA
Los medios no hacen milagros. Una buena comunicación desde la corporación, la organización civil, el sindicato, el partido o un gobierno ayudan, sin dudas, a alcanzar las metas anheladas; pero no cambian el mundo ni sus realidades, ni sustituyen la necesaria estrategia. Es común equivocarse, especialmente desde la política, al pretender impactar en la percepción de los ciudadanos basándose exclusivamente en los medios y lo que se puede obtener de ellos. 

En ese afán de lograr en los medios lo que no se puede lograr en los hechos, algunos «amateur» en materia de comunicación siguen el antiguo principio de que una mentira repetida muchas veces termina haciéndose verdad. Es imprescindible, sin embargo, al querer impactar en la audiencia, tener credibilidad. La presencia de la oposición en los medios se desgasta en conjeturas, acusaciones y exageraciones en distintos niveles.

Su atención y energía se disgregan en la ligereza y la apuesta más común es el pesimismo y la desazón. Cuando los resultados le son adversos, pretenden explicarlo por la presencia de comunicadores pagados.

La evidencia demuestra que en los medios hay muchos comunicadores profesionales que actúan como políticos en los medios. El balance individual de tal ejercicio puede arrojar resultados muy sombríos. Los gritos, la altisonancia, la falta de profesionalidad, la dicción atropellada, la insolencia, la exageración e incluso la facilidad para las mentiras pueden esgrimirse contra la participación de las «bocinas» en los medios.  De hecho, algunos periodistas con vergüenza ajena lo han denunciado como un problema y redoblan sus esfuerzos por mantenerse apegados a los principios tradicionales de su oficio.

El hecho de que haya muchos periodistas cumpliendo un rol político-partidista en términos sociales, da como resultado  que  todos los mensajes tienen difusión masiva y no hay un grupo de interés, incluso más allá de los partidos, que no tenga una voz. Si bien, en algunos casos -quizá demasiados-  la verdad puede ser la primera víctima de este ejercicio, no puede obviarse que el ciudadano, soberano de su voto y dueño de lo que terminará siendo su percepción, tiene más que nunca la posibilidad de contrastar entre todas las propuestas y así elaborar, separando lo verdadero de lo falso, su propia creencia. En bien y en mal, la ciudadanía, que es la que discierne, tiene un amplio menú desde el cual construir su propia opinión.

El PRD como todos los partidos puede legítimamente apelar a su historia. También es legítimo lo contrario, es decir, que sus dirigentes y candidatos busquen alejarse de lo que es considerado un lastre. El candidato presidencial del PRD a instancias de sus asesores de comunicación, por ejemplo, mantiene una considerable distancia del ex-presidente Mejía porque lo consideran un lastre. ¿Por qué al asumir esa estrategia algunos voceros del PRD se siguen sintiendo aludidos cuando se hace referencia al pasado? ¿No es una confesión de partes mantener al margen de las actividades del candidato presidencial al ex-presidente Mejía?

Hay mucho ruido en la comunicación del PRD, contradicciones en el mensaje. Hay discrepancias con los hechos. Algunos de sus voceros, no sólo huelen demasiado al gobierno anterior sino que además su agradecimiento y lealtad hacia Hipólito Mejía hace que caigan en la trampa de responder las críticas que se les hace. Parte de su propuesta es destacar, por ejemplo, aumentos de precios en algunos productos. No se dan cuenta que lo que más les convendría es que ese no fuera el tema de discusión.

Los que esperan el milagro en los medios de comunicación fueron los mismos que desde sus posiciones en el gobierno anterior abusaron de ellos. Los que dijeron en su momento que el gobierno era para el PRD y sólo para el PRD. Los mismos que celebraban el albur vulgar y la burla al tratar temas serios. Ellos los de ahora son los mismos de antes. Sus economistas, los que aconsejaron mal. Sus abogados, los que hicieron de la consultoría jurídica una vergüenza. Sus dirigentes, los mismos que recurren al plagio, a la demagogia, los que callaron cuando hubo que oponerse a una muy equivocada política exterior.

El país saldrá adelante a pesar de ellos. No hay dudas. A pesar del pesimismo que se quiera sembrar, las mayores vicisitudes y los más grandes retos y adversidades terminan siendo superadas. Esa es nuestra historia. Si al tropezar hubiéramos sido vencidos por la adversidad no estaríamos enfrentando hoy nuevos retos. Los que esperan el milagro en comunicaciones fueron los que nunca creyeron en la ciudadanía.

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